Iris Apfel es uno de los grandes iconos de la industria de la moda y hace unos días, concretamente el 29 de agosto, cumplió 99 años. Cabello blanco, labios rojos, lentes grandes de pasta redondas y una extensa colección de bisutería son las señas de identidad de esta neoyorquina que cuenta con muñeca Barbie y “emojis” propios. Su gran capacidad para mezcla prendas de lujo con otras vintage y también con piezas de únicas de mercadillo hasta conseguir un ese aspecto excéntrico e irreverente le ha valido la admiración de diseñadores y estilistas.
“Es una figura de la cultura pop, reverenciada por su inteligencia y su estilo ocurrente”, así la definen en el libro “El ABC de la moda”, editado por Phaidon. Con su estilo, rompió todos los moldes de la moda. Su ecléctico y peculiar gusto para mezclar colores, texturas y complementos, así como piezas de diseño con ropa de mercadillo, le ha permitido romper estereotipos y alzarse victoriosa en una sociedad que sigue al dictado las tendencias.
“No eres guapa y nunca lo serás, pero no importa. Tienes algo mucho más importante. Tienes estilo”, le dijo Frieda Loehmann, fundadora de los famosos almacenes Loehmann’s, a Iris Apfel cuando comenzaba a dar sus primeros pasos en la industria de la moda, según se explica en el documental “Iris”, dirigido por Albert Maysles y que se puede ver en Netflix.
Se dedicó al mundo de la decoración, aunque siempre ha estado coqueteando con la moda hasta que a los 84 años su estilo hipnótico adquirió fama mundial tras ser la protagonista de “Iris Apfel: rara avis”, una exposición en el Metropolitan de Nueva York (2005) en la que se exhibieron 80 piezas de joyas y prendas de alta costura de peculiar colección.
Tras casarse con Carl Apfel el interiorismo ha sido su vida, aún lo es. Juntos se convirtieron en afamados decoradores que han asesorado a nueve presidentes de Estados Unidos, desde Harry S. Truman a Bill Clinton, además de tener clientes como Greta Garbo o Estée Lauder.
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