Un Gentleman llamado Don Julio

La magia existió, no es una leyenda, y quienes le conocieron lo saben, hubo alguien que se llamó Don Julio González, que paseaba por los campos de agave, terrenal, humano gentil, no es una etiqueta, si no un hombre que cambió la historia del tequila. Sabía los sabores, entendía de agaves, amaba esta bebida y tenía su destilería. Sabía, también, que el tequila de antes no era motivo de orgullo, se ocultaba la botella, y él creó una para exhibirla, pasarla entre amigos y brindar. Hizo de esta bebida de Jalisco un producto que, hoy por hoy, ya se considera gourmet.

Don Julio en 1942 empieza a hacer tequila hasta 1951, a granel, en 195. Este mismo año lanza una marca, pero sin reconocimiento. Él sabía mucho de agave, y comenzó a conservar sus favoritos en barricas, como tesoros, 50, 100 litros y se dijo así mismo: “Voy a hacer el mejor tequila del mundo”. Aunque no lo venda, tengo que hacer algo mejor, perfeccionarlo”.

Don Julio González nació en 1925 en Ocotlán, Jalisco, y pronto mostró sus dotes de emprendedor. A los 17 años creó su primer tequila, a una edad donde muchos no pueden ni probarlo. Entendió la importancia del equipo, y pronto se ganó el cariño de sus empleados, destacaban sus modales exquisitos, su respeto y cortesía, que le daban un liderazgo singular. Hizo a todos partícipes de su sueño y su desafío: hacer el mejor tequila del mundo.

La destilería de tequila Don Julio está en Atotonilco, en los Altos de Jalisco, junto al valle y es parte de los sitios clave donde nace esta bebida prodigiosa y se cosecha con orgullo el agave azul. Sin duda, Don Julio González Estrada se ha convertido en una leyenda de nuestra industria, supo ganarse la amistad de quienes invertían en su proyecto, su complicidad y la de sus empleados. Tuvo una mirada pionera, buscó nuevos caminos para una bebida humilde que él convirtió en trago de lujo.

Atento al detalle, como buen gentleman, también supo mirar con esmero dónde plantaba cada agave, elegir la mejor zona y las mejores piñas, las más jugosas. Innovador hasta en la botella, propuso una de menor tamaño, que se mostrara orgullosa, ya no había que esconder el tequila sino pasarlo de mesa en mesa, celebrar y brindar con orgullo.

Hay algunas fechas clave como 1942, cuando crea su primer Tequila, en 1947 nace la destilería de Don Julio, “La primavera”. Y, finalmente, en 1987 se bautiza el tequila como Don Julio. Una bebida que cautiva al mundo. Don Julio alcanzó la cima, creó un tequila sabroso y sin efectos secundarios ¿El secreto? Una cuidada elaboración desde el origen, el equilibrio, el proceso meticuloso de quien amaba su oficio. Alcanzó los 70 años como fabricante, con sabia paciencia veía crecer el agave azul en los altos de Jalisco.

Estaba orgulloso de la ubicación geográfica de su tequila siempre fue fiel a su tierra y a sus “gentes” de Jalisco, los mismos campos que recorría a caballo cuando se iniciaba con humildad en el negocio del tequila. Prefería la calidad a la cantidad cuidaba, los agaves, su tiempo, su distancia, adoraba el terroir particular que ofrece tequilas más dulces, más suaves, con notas de miel de fruta. El resultado fue el primer tequila de verdadero lujo, más rico y suave que cualquier otro tequila anterior.

Su legado y su ejemplo no sólo se lo dejó a sus numerosos hijos, sino a la gran familia del tequila, por su honradez y pundonor. En 1985 le da un infarto que tiene consecuencias que le entristecen y le alejan de su día a día, se siente afligido y la familia le dice “vamos a hacer una fiesta para animarle, a lo grande”. Convocan a 700 personas, y le piden a los hijos que le digan: “Nos tienes que dar el tequila que has guardado”, y Don Julio busca una botella pequeña, adecuada, para que sus amigos beban bien. Se sirve con gran alegría, alguien de los invitados, gran distribuidor, aprecia sorprendido su rico sabor, quiere comprárselo, pero Don Julio responde que no lo tiene, que necesitaría un año para fabricar 1,000 cajas, sabía como hacerlo.

Entonces la botella más cara costaba 45 pesos y Don Julio se la vendió en 110. Él no vendió el mejor tequila del mundo, se lo compraron. Así nace la bebida legendaria y la registran. Es sin duda el origen de una bebida pionera, que será un parteaguas en la industria, lo alcanza desde la emoción, la pasión y la nobleza de buscar lo mejor.

Don Julio estaba comprometido con la excelencia y por eso supervisaba personalmente las plantaciones de agave, sabía que eran vitales para la calidad superior y única de un tequila que lleva su nombre. “El amor a Dios y al campo me permitió desarrollar un método de siembra para obtener agaves de variedad azul altamente rico en azúcares”, señaló Don Julio en la presentación de su tequila añejo en el año 2000. El misterio del éxito de este hombre, familiar, carismático y ejemplar estaba en su pasión noble.

Algunos lugareños todavía recuerdan la elegante figura de Don Julio caminando por los campos de agave, le encantaba escuchar al hombre del campo, jimadores, amigos, a la familia. Siempre con respeto por las personas y la materia prima. Elegante, cuidadoso, amante de lo bien hecho, por Don Julio nos quitamos el sombrero y brindamos con su tequila. Una leyenda.

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