Padre del expresionismo abstracto, junto a Rothko y De Kooning, arrebató a París la capital mundial del arte para llevarla a Nueva York. Este año se cumplen 65 años de su trágico fallecimiento en accidente de automóvil. Pese a su temprana muerte a los 44 años, su obra tiene una gran trascendencia en la historia del arte, su estilo de gotear pintura o dripping, y la gran dimensión de sus cuadros dieron una nueva visión a la creación artística, su libertad, su energía creadora hizo nacer el primer estilo de arte 100 % estadounidense.
Hijo de granjeros su infancia transcurre en Wyoming, California y Arizona. Inquieto por su formación fue a Nueva York a la prestigiosa Arts Students League, ahí conoció la pintura de los muralistas mexicanos y la obra de El Greco que marcaron su trayectoria.
El alcoholismo fue un mal compañero de viaje, pronto dejó la obra figurativa por pintura abstracta. Un bote de pintura derramado en un lienzo le ilumina para una nueva visión del arte y su expresión, nacía el dripping art. De forma automática, como creaban los surrealistas, fue llenando de gotas sus lienzos creando una obra absolutamente original y genuina. El propio artista explicaba su arte, mientras salpicaba su obra con un cigarro en la boca… “me gusta pintar con el lienzo en el suelo, me siento dentro del cuadro”.
En 1936 hizo un seminario con el muralista mexicano David Alfredo Siqueiros. Mu- rió siendo un leyenda pero su cotización crece, alguna de sus obras han alcanzado cifras asombrosas, como “Número 5”, vendida por 140 millones de dólares. Cada obra es fruto de una experiencia única, action painting, una mezcla de energía, vivencia e inspiración. Cercano al jazz, creadores como Miró y Picasso eran sus artistas más admirados.
Ahora una de sus obras más emblemáticas, un muro de grandes dimensiones, se expone en el Museo Guggenheim de Nueva York después de 20 años. La primera obra importante de Jackson encargada por Peggy Guggenheim para su casa, “Mural”, 1943. De seis metros de ancho y más de dos metros de altura. Su cuadro de mayores dimensiones, estiró el lienzo y hasta derribó una pared de su apartamento para tener espacio. Así lo definió el artista: “una estampida … [de] todos los animales del oeste americano, vacas, caballos, antílopes y búfalos”.
En contra de lo que puedan parecer experimentos, muestran que la singularidad de su goteo, el laberinto de ritmos y texturas, el desparrame de colores que el padre del expresionismo abstracto diseminaba sobre el lienzo en horizontal, responden a un proceso. Los experimentos muestran que la singularidad del goteo obedece a un patrón, que el pintor ejecutaba siempre. Consciente o inconscientemente. El profesor Lior Shamir, del Departamento de Matemáticas y Ciencias de la Computación de la Universidad Tecnológica Lawrence de Michigan lo demostró y creo un software capaz de identificar un Pollock auténtico de uno falso al 90 %.
Como decía el crítico Calvo Seraller, una obra llena de furia gestual. Utilizado por la CIA, para su Guerra Fría en la batalla cultural con Rusia, la revista Life le preguntaba, “¿Cómo sabe cuándo ha terminado una obra?” y el pintor respondía, “¿Cómo sabe usted que ha terminado de hacer el amor?”