Por qué Gianni Agnelli ha sido el hombre más elegante del mundo

“Todas las mujeres lo amaban y todos los hombres querían ser como él”. Esta frase, de su sobrina, Diane von Fürstenberg, resume a la perfección la envergadura del personaje. Para algunos, un brillante empresario que dio luz renovada a la firma Fiat y su imperio; para otros, un canalla, pero para todos un hombre de una elegancia impecable en cada gesto. Aunque nunca ejerció la abogacía, cumplía sus propias leyes y era conocido como L’avvocato —“el abogado”, en italiano—, heredero del imperio de Fiat, en 1966, por su abuelo Giovanni.

La empresa representaba, ella sola, más del 4% del PIB de toda Italia, controlaba el 25% de la bolsa nacional y sacó a su país de la posguerra. También le llamaron The Rake of The Riviera (de ahí tomo su nombre la famosa revista masculina The Rake), porque Gianni es un icono que perdura en el tiempo. Su elegancia no era clásica, estaba siempre en la vanguardia de la moda, le gustaba tener piezas únicas y mezclaba prendas que nadie se hubiera atrevido. En ese aspecto, tiene un buen heredero en su nieto, el empresario Lapo Elkann.

agnelli fiat
Escena del documental Agnelli, de HBO, estrenado en 2017.

Gianni es un claro ejemplo de que, para romper las reglas, debes dominarlas. Y sobre estilo lo sabía todo. Fue innovador en usar el reloj por encima del puño de la camisa, incluso le hicieron camisas para que el puño se abriera y asomara el reloj; dejaba más larga la parte trasera de la corbata y mostraba gustos peculiares. Mezclaba botas de montar con trajes de grandes sastres, con frecuencia presentaba la corbata aflojada y torcida, quitando rigidez a la etiqueta. Sus detalles eran sutiles pero crearon un estilo imitado durante décadas. Su apuesta no era la extravagancia, sino la personalidad.

A su admirable estilo unió sus lecciones de lifestyle, pues fue una de las grandes estrellas de la jet set de los años 60, un universo de magníficas casas, grandes yates, jardines espléndidos y fiestas compartidas con su esposa, la condesa Marella Caracciolo. No obstante, su fama de Playboy de Rivera le persiguió toda su vida y se le atribuye alguna relación con la estrella de ‘La Dolce Vita’ de Fellini, Anita Ekberg, y la socialité Pamela Harriman, nuera de Churchill. Su buen gusto en la moda, en las mujeres y por las cosas bellas no tenía límite, por eso también atesoró una buena colección de arte donde no faltaban las obras de Monet.

Marella y Gianni Agnelli
Marella y Gianni Agnelli durante una fiesta en 1948.

Amaba también los coches de carreras, sobre todo Ferrari. Como homenaje, la escudería puso su nombre a un modelo, el F2002 GA. Este bon vivant, en toda la extensión de la palabra, cuidaba los detalles: su saco de doble botonadura disponía de una gran colección de alta sastrería a medida. Muchos de sus trajes todavía cuelgan del clóset de Lapo Elkann, digno heredero de su estilo y quizás uno de los hombres con más personalidad y elegancia del universo de moda. Paseaba su vanidad por diferentes paisajes. Dicen que en su finca de Turín tenía dos helicópteros preparados, uno para ir a las montañas a esquiar —deporte que disfrutaba mucho— o para ir a la costa Mediterránea, para mantener su característico bronceado y, sobre todo, disfrutar de uno de sus mayores placeres, navegar.

No era hombre ostentoso: no le interesaba poseer el barco más grande. Su yate Agneta era una obra preciosa de 80 pies, con un suelo de teca, camarotes, una hamaca y una novia, eso es lo único que necesitaba. Aunque amaba la moda y la vestimenta, también le gustaba desnudarse en el mar, y con frecuencia le bastaba vestirse en el barco con una toalla o nadar desnudo, y gozar de una gran sensación de libertad. Por eso amaba la vela.

Agnelli Jackie Kennedy
Agnelli con Jackie Kennedy durante su visita a Capri.

Dicen que sus modales eran de otro siglo, pero sin duda su elegancia es y será siempre contemporánea y deseada. Si hubiera que definir su carácter, podríamos decir que era un gran seductor, inteligente, con humor y transgresor con modales excepcionales. Pronto en su vida tuvo que asumir responsabilidades. Con la muerte temprana de su padre en un accidente de avión, su figura paterna fue su abuelo, quien le cedió el imperio Fiat, con el que reinó durante 40 años en el mundo financiero italiano. De él decía que “representaba autoridad y poder absolutos. Era un hombre poderoso en su ciudad, un hombre poderoso en Italia. Era un hombre muy simple y por naturaleza muy influyente. Y entonces, para mí, él representaba el poder absoluto”.

La empresa, en manos de Gianni, tuvo una gran expansión por Europa y América Latina; compraron medios de comunicación, como el Corriere della Sera, y un equipo de futbol que está en el corazón de la familia, la Juventus de Turín, que también presidió. Amaba a las mujeres, los coches, los barcos, la ropa elegante y los deportes con pasión, obsesionado con la estética. Valentino dijo de L’avvocato: “Todo el mundo quiso imitarlo”. 

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