La isla de Cozumel es una joya de la naturaleza. Por fuera y por dentro, con una vegetación sorprendente, un parque natural en mitad de las aguas turquesa del Caribe. En sus profundidades, un fondo marino con arrecifes espectaculares, la segunda gran barrera de coral más grande del mundo, después de la que existe en Australia.
Se trata de un verdadero paraíso para quienes aman la playa, la naturaleza, el mar y el buceo. Más de medio siglo en estas costas han hecho del Hotel Presidente Intercontinental una referencia y un lujo que se renueva constantemente. Por eso acaban de rediseñar sus habitaciones.
Un pasillo interminable de palmeras nos da la bienvenida al resort, donde el servicio es otra de las joyas. El día comienza bien en El Caribeño, con una gran oferta de desayunos mexicano e internacional, bajo una inmensa y acogedora palapa. Como en otros hoteles del grupo, aquí hay buena cocina italiana bautizada por Alfredo Di Roma. Se trata de una trattoria elegante, luminosa y con pastas de gran calidad. El fettuccine Alfredo no puede faltar. Para los que disfrutan la parrilla, Le Cap Beach club ofrece carnes, pescados y mariscos al más puro estilo mediterráneo. Y de sobremesa, una copa de alta coctelería en las cabañas junto al mar.
La mixología es otra de las maravillas de la oferta gastronómica del hotel, donde con mezcal, vermut y champaña se hacen verdaderos tragos mágicos. En cuanto a vinos, tiene una cava que es un lujo en el caribe, con 250 etiquetas diferentes. Hasta aquí llegaron con sus Pingus, Sauternes y los mejores Château bodegueros de Burdeos para abrir y celebrar sus vinos.
Su arquitectura monumental y sus estancias acogedoras son una mágica creación que nos invita a dormir mirando al mar, y no a un mar cualquiera, sino a un plácido Caribe lleno de sorpresas, desde su fauna marina, peces de colores, tiburones ballena o tortugas entre su paisaje profundo de corales, que lo convierten en destino premium para el buceo.
Otra de sus atracciones es a bordo de un catamarán, por obra de Exclusive Cozumel Sailing, un paseo por la bahía que te lleva directo al Cielo, un lugar único lleno de estrellas marinas en mitad del océano. Aquí se celebra la vida desde el verano al carnaval, pues Cozumel es tierra de esta y de placer. Disfrutar la tarde en la alberca infinita es una delicia, mientras que los privilegiados de las dos lujosas y amplias suites presidenciales, Zafiro y Esmeralda, disponen de alberca privada con terraza.
Para los que quieran descansar, un spa que invita al reposo por su arquitectura, rodeado de jardines y muros que envuelven con sosiego en un laberinto mágico. Masajes, tratamientos corporales, faciales y un temazcal con capacidad para diez personas y la presencia de un chamán profesional. Aquí puedes buscar la felicidad en tu interior o en las profundidades del mar.
Además, el hotel cuenta con Scuba Du, centro de buceo PADI con la distinción Gold Palm Dive Center que ofrece atención personalizada y pone especial énfasis en la seguridad de cada buzo. Además, no muy lejos de ahí, el Cozumel Country Club tiene18 hoyos para los que disfrutan del deporte. El campo lleva, por supuesto, la firma del maestro Jack Nicklaus.
La defensa de la naturaleza y de sus fondos de coral es una de las tareas del Hotel Presidente Intercontinental de Cozumel. Por eso, entre sus principales objetivos están reducir la huella de carbono, ser autosuficiente en agua y la conservación de la ora y fauna. Además, el hotel cuenta con su propio vivero, donde se produce el 70% de las plantas del resort.
Naturaleza en estado puro, mágicos atardeceres, cenas a la luz de la luna, y como com- pañero el y seductor, el Mar Caribe han acompañado al resort estos cincuenta años. Unas bodas de oro bañadas con azul turquesa y el tinto de algún gran reserva o un buen champagne francés. Mucho que celebrar en la isla de las golondrinas, Cozumel, donde todas las horas son felices.
