“Museo” viene del griego y significa “la casa de las musas”. En éste, se dan cita las de El Bosco, Van Dyck, Rubens, El Greco, Tiziano, Goya y Rembrandt. “Cuánto me gustaría que estuviera aquí. Qué alegría hubiera experimentado al ver a Velázquez, que por sí solo vale todo el viaje. Es el pintor de pintores”, escribía Monet a Fantin Latour desde Madrid. El Prado abrió sus puertas en noviembre de 1819. Con tres salas del edificio de Villanueva, que hoy es su sede, era difícil presagiar que se convertiría en un monumento cultural gigantesco.
En el inicio de las celebraciones, el Rey de España Felipe VI destacó la labor de esta institución y su importancia: “Era difícil predecir lo que El Prado llegaría a ser: la principal institución cultural española y uno de los mejores museos del mundo”. Sin embargo, no faltaban, en los inicios de esta inigualable pinacoteca, argumentos que permitieran augurar un futuro de éxito, comenzando por sus incomparables colecciones de Velázquez, Rubens, Tiziano y Goya, que pronto despertarían el interés de artistas visionarios como Manet, Renoir, Picasso y Bacon, cuyas visitas al Museo del Prado cambiaron para siempre el devenir de la pintura occidental.

Y como en casi todas las grandes obras humanas, era necesario un decidido primer paso —como lo fue la decisión del Rey Fernando VII— y una sucesión de acciones significativas, pequeñas y grandes, a lo largo de 200 años, que garantizaron su continuidad, conservación y, sobre todo, engrandecieron lo que hoy es un fabuloso legado para orgullo de España y disfrute de sus visitantes. Porque el Museo del Prado atesora el acervo cultural español, pero su dimensión es universal.
El museo ha programado, a lo largo del año, varias exposiciones. Entre ellas, una dedicada a la gran mirada a Fray Angélico y los inicios del Renacimiento en Florencia, Velázquez y el Siglo de Oro, y los dibujos de Goya. Grandes pintores, historiadores y escritores han figurado como directores del museo, como Picasso. Entre los múltiples libros sobre esta pinacoteca, recomendamos ‘Tres horas en el Museo del Prado de Eugenio d’Ors’, que pretende guiar al lector por sus salas.