Un cielo de hielo

Un encuentro con la naturaleza más asombrosa, un desierto de hielo y una fauna variada desde pingüinos a orcas, en un escenario donde se respeta al máximo el cuidado del entorno para no contaminarlo ni erosionarlo. Viajamos al lado de Quark Expeditions verdaderos especialistas en estas travesías y que hacen de la aventura, todo un lujo. Para entender nuestro destino vale la pena explicar que el Continente Antártico es lo opuesto al Ártico y se encuentra situado en el hemisferio sur, junto al círculo polar. Repleto de icebergs hacia donde quiera que voltees, sí, hemos llegado al Océano Antártico. Un continente en toda regla, casi dos veces más grande que Oceanía y que cuenta con el 98 % de su territorio cubierto de hielo.

Comienza la aventura, y ya nos advierten que en el equipaje hay que llevar ropa waterprof, el agua y la humedad serán protagonistas. Las temperaturas que nos esperan son entre 5 y – 5 grados, pero según la temporada del viaje, puede llegar a – 63 grados bajo cero. La Antártida fue la última región de la Tierra en ser descubierta, eso hace el viaje más emocionante. La llegada de los humanos por primera vez data de 1603, con el navegante español Gabriel de Castilla.

Partimos desde México hacia Santiago de Chile, de la primavera vamos a pasar a un mar de hielo. La siguiente parada es junto a la costa del Estrecho de Magallanes, en la localidad de Punta Arenas. Nos reciben en el hotel Dreams, ya estamos en las tierras más australes del mundo con una hospitalidad exquisita, nos alojamos en un centro mundial para el turismo de aventura y de acercamiento a la naturaleza. Una vez aquí el equipo de Quark Expeditions nos dan instrucciones para el uso de la ropa y no contaminar, incluso es aspirada para evitar dañar el continente, nos entregan un chamarra o parka waterproff y nos rentan unas botas especiales para nos estropear el suelo cuando pisemos el hielo, se limpia la ropa minuciosamente cada vez que subimos y bajamos del barco y no se toca el hilo del Continente. El del mar sí, y sirve incluso como rocas para algún drink abordo.

Desde Punta Arenas volamos en un cuatrimotor a la isla Rey Jorge, el territorio con bases de varios países en la Antártida, como China, Argentina, Rusia, Corea del Sur, Chile. El tiempo en el avión nos permite irnos equipando para la aventura, al aterrizar unos autobuses nos trasladarán a las zodiac(lancha neumática) nos esperan para alcanzar el barco donde realizaremos nuestra travesía. Ya nos rodea un mar de hielo, y la nave es fantástica, un barco recién botado, en 2019 equipado especialmente para estas travesías. Navega en el continente antártico y en la Antártida. Buenos camarotes, confortables, restaurante, gym, librería, suites, cubiertas para admirar el paisaje y confort para una apacible navegación, si no llegan las tormentas, que sí suelen aparecer.

Nos acompañan unos 90 viajeros, nuestra ruta será la express. Nos esperan cinco noches a bordo de la nave. Vamos a explorar la península antártica en cinco jornadas llenas de acción. Pronto vemos pingüinos, las estrellas de la zona, y nos sorprenden bloques de hielo que suben y bajan mecidos por el mar. Vemos una fauna variada, ballenas jorobadas, elefantes marinos, albatros gigantes. La Antártida ofrece muchas cosas extraordinarias para ver y hacer, y sin viajar con Quark Expeditions® eleva la experiencia ya que ofrecen múltiples opciones para personalizar esta experiencia, desde excursiones, fotos, hasta deportes especializados.

Surcamos el llamado 7 º Continente, en las primeras jornadas ya nos asombra este paisaje blanco imponente, un horizonte evocador que nos recuerda a los grandes exploradores. Un lugar difícil de describir, por las sensaciones, el frío, la luz, el viento. La tripulación experta nos anuncia de la presencia de una orca, un animal imponente que se acerca al barco y es todo un espectáculo. A bordo nos explican detalles de la fauna y la naturaleza de este lugar privilegiado que debemos preservar con exhuberante vida silvestre, aves únicas y peces de la Antártida.

Entre las excursiones, llegamos a una bahía llena de pingüinos, una mirada única de la vida salvaje. Las excursiones de cada día son diferentes, la naturaleza nos sorprende, un ave gigante o una ballena jorobada o un elefante o un leopardo marinos que ataca y devora a un pingüino. Fotografías irrepetibles, con icebergs como catedrales, superficies blancas y un mar de hielo que muchas veces se agita. En una ocasión los guías tuvieron que quedarse fuera del barco en las zodiac hasta que terminara la tormenta, porque no podían embarcar. Comenzamos a aprender a distinguir entre pingüinos de tipo: Adelia, papúa y barbijo.

El estruendo de un glaciar que se desprende es sobrecogedor. Vemos focas leopardo, ballenas jorobadas. Un mar en el que cada día de travesía deseas conocer más y más. Para los más valientes nos ofrecen la experiencia de Polo Plunge. Un rito de iniciación, programado solo una vez por expedición, que brinda la oportunidad de saltar de manera segura a las vigorizantes aguas antárticas bajo la atenta mirada del personal de Quark Expeditions y por supuesto de las cámaras de los teléfonos móviles a bordo. Se salta con una cuerda, por si el shock es muy fuerte, y te sumerges, sin traje neopreno ni otra cosa que te cubras más que el traje de baño, en aguas a 1 grado bajo cero. El impacto es enorme, la sensación de frío casi te inmoviliza, quien escribe esta crónica se animó a nadar estilo “mariposa”, retando el frio y el agua. Una experiencia inolvidable.

Los pingüinos son las grandes estrellas de la Antártida, hay quien les llama embajadores. La cantidad de colonias de estas aves es asombrosa. Podemos observar una variedad que cambia formas, tamaño y colores, desde el pequeño Adelia blanco y negro hasta el rey con adornos anaranjados. Las aves no se asustan de los viajeros y eso nos permite acercarnos a ellas y fotografiarlas de cerca. Las formas y colores de los icebergs hacen que parezca que navegamos entre templos de hielo, los hay blancos, azules, traslúcidos, la luz juega a cada instante con el paisaje, desde el barco o desde la zodiac, la visión es fascinante a cualquier momento del día.

Grandes animales eligen la Antártida como su hogar, los lobos marinos, una comunidad numerosa de millones de mamíferos o las orcas, que pueden aparecer en manadas. Las gigantescas ballenas jorobadas, también podemos ver ballenas de aletas, la de mayor tamaño de los mares después de la ballena azul. Y el elefante marino, la foca más grande del mundo. Entre las actividades que se pueden realizar están los paseos en kayak o en tabla. No hay manera de explicar la sensación, deslizarse por la superficie de una bahía en presencia de icebergs y glaciares. El programa de kayak de mar es una buena manera para explorar íntimamente el entorno. Otra actividad que te acerca al paisaje de una manera personal es el surf, remo o paddle board, entre bloques blancos te deslizas con suavidad. Las zodiac de seguridad te acompañan, siempre, mientras remas sobre un mar repleto de fauna.

Si se realiza una excursión recomendamos visitar la Cierva Cove, un espectacular hielo flotante, de cerca se aprecian focas y suelen acercarse ballenas jorobadas. Otra opción es La isla de Curvillle, que posee una numerosa colonia de pingüinos papúa, ahí construyen sus nidos y ponen sus huevos. También se puede visitar Punto Damoy, una pista de hielo histórica utilizada por la British Antarctic Survey para sus vuelos más al sur desde 1975. Ahí se localiza una cabaña, que hasta la fecha se encuentra bien mantenida y se utilizó como punto de partida para almacenar suministros y alojamiento mientras se esperaban las condiciones ideales de vuelo. Este punto, además, es el hogar de, otra colonia de pingüinos y permite unas vistas espectaculares de las montañas de la isla de Anvers.

La isla Empresarial, otro rincón maravilloso, se ubica en Wilhelmina Bay, las calas protegidas de esta isla alguna vez fueron utilizadas por los balleneros. Donde, además a bordo de un zodiac, exploramos la isla donde se localizan los restos de un barco ballenero naufragado, Un viaje que culmina con el retorno a la isla del Rey Jorge y a Chile, Punta Arenas, ese rincón cerca del estrecho de Magallanes donde se unen el Atlántico y el Pacífico. En nuestra retina queda un viaje inolvidable, una nueva visión del planeta que debemos conservar, un continente que se mantiene lejos de la destrucción, pero debemos proteger. La fauna, la flora, los fondos marinos, los icebergs y sus paisajes mágicos son un patrimonio de la humanidad, templos de hielo donde invocar la salvación del planeta.

Para más detallles visita: quarkexpeditions.com

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