¿Qué sucedía en los años 70? Se estrenaba Tiburón, Vaselina, mientras The Beatles se separaban, también estallaba el escándalo del Watergate, y ya entonces el single malt de Glenfiddich se estaba añejando. Este icónico whisky nos presenta tres creaciones de lujo. La primera es un whisky de 50 años que no es cualquier cosa, por ejemplo, se necesitan 18 mil 250 días de maduración, sin duda, una etiqueta que nos habla de cada momento, cada mes, cada día de los 50 años invertidos en este líquido único. El tiempo como elemento revolucionario que eleva y distingue el whisky. Una evolución magistral a medida que se acumulan los años. El tiempo capturado de una manera visual, con aroma y sabor. Un paladar inesperado.
Glenfiddich 50 años se ha creado de forma tradicional. Está elaborado con los mismos métodos utilizados en 1887, cuando se inauguró la destilería Glenfiddich. El whisky se obtiene gracias a la unión de tres barricas de recarga de diferentes robles americanos, todas maduradas en el mismo almacén, mientras que la forma de la botella, de tres lados, es icónica para Glenfiddich. Realizada originalmente por Hans Schlegar en la década de los años 60, sus tres caras rinden homenaje a los tres pilares de la producción de whisky: agua, aire y cebada malteada. Cada decantador está soplado a mano, una expresión de arte y artesanía con cristal puro. Y el tapón de aluminio le otorga distinción. Una presentación donde el envase también es una obra de arte.

Hablando de las notas de cata vale la pena destacar el aroma de naranja, dulce como el azúcar mascabado, pastel de Madeira y notas de flor de geranio. El sabor es una dulzura persistente, tonos de madera de roble, sensación suave como la seda y gusto a vainilla. Increíblemente duradero. Agradable permanencia en boca. Es un tesoro, por eso su color de oro lo confirma. Sin duda un gran regalo para papá y un deleite para compartir con los hijos adultos.

Cada variante de Time Series de Glenfiddich explota un tipo diferente de tiempo, que queda claro en la segunda creación: 40 años, esta se produce mediante un proceso conocido como encubado remanente, el lote anterior se transfiere cada vez y se encuba con las barricas seleccionadas para la nueva versión. Importante destacar que Glenfiddich es la única destilería que utiliza dicho proceso. Capas de sabor acumulado. Por eso Glenfiddich 40 años es mucho más que un single malt ejemplar, es de categoría ultra premium. Barril tras barril, temporada tras temporada, absorbe los sabores en evolución de los años que pasan. Su color es caoba oscuro, en nariz frutos secos, chocolate amargo, café tostado y cerezas negras maduras. Notas ahumadas, cuero y clavo, mientras en sabor es sedoso, elegante, con tonos de frutos secos, chocolate amargo, dátiles y compota de manzana. Los detalles de este whisky y su maduración de 40 años están serigrafiados en una delicada nota en el cuerpo de la botella.
Finalmente, en este viaje por el tiempo del whisky Glenfiddich nos presenta su versión de 30 años que se enfoca en el instante en que el maestro destilador suspende el desarrollo del whisky para embotellarlo en su mejor momento. El tiempo suspendido para un sabor que será eterno, como el amor que sentimos por papá. Una expresión extraordinaria de sabores. Tres décadas, capturando el tiempo, mismo que se detuvo para siempre en está botella que encierra un color bronce intenso y en nariz notas dulces. Sabor amaderado y toque floral. El decantador tiene un collar de aluminio refinado, con un grabado detallado que indica los 30 años de maduración del whisky. Rescatado para crear su máxima expresión y sin duda el regalo perfecto para papá.