Marbella recupera el esplendor de la década de los setenta, donde la jet set dividía su tiempo entre Acapulco, la Costa del Sol o St. Tropez. Príncipes, reyes, jeques, sultanes, duques y estrellas de cine disfrutaban de este paraíso, donde el mar, la gastronomía y el clima se conjugan de manera milagrosa. Y el escenario principal de este esplendor era sin duda el Marbella Club. Entre sus ilustres huéspedes, Soraya, viuda del Sha de Persia, Liz Taylor, Frank Sinatra o Grace Kelly. Liza Minelli, el Príncipe Rainiero de Mónaco, Jaime de Mora y Aragón, los Reyes de España y el conde de Barcelona. El millonario Khashoggi, Lola Flores. El rey Fahd de Arabia Saudí y Sean Connery.
El Marbella Club que ahora celebra 70 años de glamour se ex- tendió a Puente Romano. En sus canchas de tenis conocieron la fama algunos grandes tenistas mundiales, y aquí nació la primera cancha de pádel de España, inspirada en la que el propietario Hohenlohe había visto en Acapulco, México. Desde su creación hace más de medio siglo por el Príncipe Alfonso von Hohenlohe, el Hotel Marbella Club ha acumulado una gran historia, llena de momentos extraordinarios e inolvidables.

El balneario español ha sido lugar de encuentro de la jet set internacional: aristócratas, estrellas del espectáculo, líderes empresariales y figuras famosas de todo el mundo. Grandes fiestas que nadie se quería perder. En 1947, la familia del Príncipe Alfonso von Hohenlohe adquirió la Finca Santa Margarita, un antiguo terreno situado en 18 hectáreas a lo largo de la costa de Marbella. Poco después, en la primavera de 1954, gracias al esfuerzo y determinación del joven Príncipe, el balneario Marbella Club abrió sus puertas por primera vez. Había diez habitaciones en un ala, ocho en la otra, otra habitación en la torre con una suite al lado y una sala de estar, comedor y bar ubicados en la parte principal de la antigua granja reconvertida. Junto a su primo, el Conde Rudi von Shönburg, convirtieron el destino Marbella Club en icono, un hotel maravilloso y donde uno que otro visitante lo describía como “un pequeño paraíso en la tierra”.

Setenta años después este hotel legendario es fiel a sí mismo, y nos brinda una estancia de lujo fiel a su propósito de ofrecer un trozo de paraíso en la tierra. Podemos disfrutar de suites, con su jardín particular o villas, además, los restaurantes ofrecen una gran gastronomía. Con una renovada decoración, con papeles pintados que hablan del Mediterráneo, el restaurante Grill inspirado en la cultura argentina, con interiorismo asombroso y una cocina internacional de altura, o el mítico MC Beach, con alberca que ha visto nadar a grandes estrellas de Hollywood y de la aristocracia europea. Son algunas maneras de apreciar la bienvenida al hotel.

Sorprende la frondosa vegetación del hotel, es como un jardín botánico que próximamente se ampliará con la adquisición de una antigua finca de Gunilla Von Bismarck, reina de la jet set de Marbella. Para cenas más románticas, el Patio, donde también se ofrecen desayunos para iniciar el día feliz en Marbella Club, también podemos ir a sus nuevas instalaciones de gimnasio y wellnes con sesiones de yoga y meditación. Podemos optar por su espacio de thalasso, terapia y spa, con agua salada del mar, auténticamente revitalizante, masajes y diferentes tratamientos para un relax completo. La belleza también tiene su espacio con una cabina de grooming esplendida, para dejarse cuidar una barbería de alto standing. Loewe ha puesto aquí su boutique y también encontramos Chanel y grandes marcas que ven este escenario de lujo como su ecosistema natural.

El olivar es parte de su oferta gastronómica con un espíritu healthy y nuestro favorito es el chiringuito en su mejor versión, donde las coquinas, los espetos de sardinas, las gambas de cristal y los pescaditos fritos te confirman que estás en la costa del sol, en su parte más sabrosa. Vistas al mar y una decoración chic que es comparable a las mejores terrazas del mediterráneo en Estambul, Sicilia, Mikonos o Mallorca. El resort acaba de adquirir la finca Ana María, nueva pro- piedad conectada al hotel con 50 mil metros cuadrados con vistas al mar y a la montaña. La finca era antigua propiedad de la familia von Bismarck. Para su entrada el hotel prepara un invernadero de perfumes de la mano de la firma Loewe, que nos promete un túnel de sensaciones. Desde que el príncipe de Hohenlohe se enamoró de la finca Margarita hace setenta años, este es un lugar de leyenda. El hotel también procura experiencias únicas con visitas especiales al Museo Picasso, el Museo Thyssen, las galas de Starlite o al teatro Soho de Antonio Banderas.

Con una filosofía basada en el despertar, motivación personal e integración natural en el día a día, este icónico resort andaluz busca promover la salud, la vitalidad y el bienestar en todas sus versiones, brindando desde tratamientos revitalizantes que utilizan los beneficios curativos y energizantes del agua del mar en su Spa Thalasso hasta las terapias holísticas más especiales de la mano de sus visiting practitioners. La oferta del hotel se nutre también con experiencias como clases de yoga al aire libre, excursiones en bicicleta, ruta de senderismo en la montaña de La Concha, emocionantes deportes acuáticos o un programa personalizado para mejorar la rutina del sueño, entre otros. Y un kids club de 5 mil metros para que ellos tam- bién participen de este trozo del paraíso.
HOMENAJE A UN DESTINO MEMORABLE

Para celebrar los 70 años de este emblemático destino, la editorial Assouline acaba de presentar el libro Marbella Sol, escrito por el especialista en el universo del lujo Nicholas Foulkes que se encarga de repasar, muy a su estilo, la historia de este destino de la jet set internacional con aristócratas, príncipes como Rainiero de Mónaco, estrellas como Sean Connery, celebrities como la princesa Soraya. Este beach resort que empezó con ocho habitaciones, hoy es un símbolo vivo de un destino de lujo que se renueva cada año, con amplias instalaciones, impulsa su gastronomía y servicios para ser el destino deseado del siglo XXI.

Marbella sol
Nicholas Foulkes, 304 páginas con 250 ilustraciones, inglés, pasta dura. Assouline Artz Pedregal Mexico