LA RELACIÓN entre Omega y el golf es un recorrido de éxito, con la precisión como protagonista. La firma da un nuevo impulso a este deporte con la primera edición de Omega Trophy que se realizó en la Ciudad de México con la participación de 70 jugadores. Alto nivel y deportividad. Antes del inicio del torneo tuvimos el honor de recorrer el campo del Club de Golf Chapultepec y recibir una clínica de golf del maestro Sebastián Muñoz, amigo de la marca, quien comparte de manera contagiosa su pasión por este deporte.
“Muy feliz con mi alianza y mi respaldo con Omega, estoy contento de poder compartir mis conocimientos y fundamentos de golf, que puede ser un deporte complejo, pero a medida que te acercas y ves las posturas, cómo se sujetar el palo, lo practicas… te va seduciendo”. Un día soleado acompañó a las lecciones de Sebastián, quien se siente contento en nuestro país, “México ha hecho grandes avances golfísticos en los últimos años, de no tener a nadie en el PGA Tour a tener cuatro representantes, también en el mundo amateur, tienen un programa muy estimulante y están dando ejemplo a toda Latinoamérica, en mi experiencia me encanta México, el picante, los taquitos, la vida social, pasear por Reforma, me gusta pasar tiempo en este país”, se sincera.

Como se suele decir, se inició a temprana edad en el deporte. Empezó a jugar al golf desde los dos años, “sí, yo arranqué desde muy pequeño, tengo videos jugando ya con bastones de plástico, y bolas de papel, jugando en pañales. Al principio jugaba para acompañar a mi papá. Con el tiempo vi que tenía identidad competitiva, que era bueno, se me daba bien y quería llegar a algo grande. A los 18 años me voy a Texas, estudio administración de empresas, me graduó y me hago profesional del golf. El mexicano Carlos Ortiz me animó mucho a dar ese paso y al final he conseguido cosas más allá de lo que soñé”, nos relata agradecido.
Ahora está haciendo cambios en su swing, con un mínimo de dos horas al día de entrenamiento, y quiere seguir empujando su técnica “para ver cuál es límite”, subraya. Nos relata su gran relación con la firma relojera como amigo de Omega, “llevo cinco años con ellos muy contento, me siento muy identificado con su profesionalismo, su equipo, sus relojes, sus productos, su valor por la excelencia y la precisión”.
Mientras hablamos, ha dejado por unos momentos los hierros y las maderas, me muestra su reloj, un Speedmaster Moonwatch en cristal acrílico, en lugar de zafiro, “tiene aire vintage, es muy elegante y me gusta mucho”. Señala muy orgulloso con el llamado reloj eterno. Y destaca, “el reloj y el golf tienen muchos elementos comunes, un reloj son muchos componentes que deben estar sincronizados, a la hora de un trabajo de precisión. En el golf igual, si hay algo que está fuera de orden en el movimiento, va a dar error. Todos tus gestos corporales deben estar sincronizados, cuándo moverse para generar el impacto deseado”.
Nos habla de los dos tours de competición que vive el deporte, “el golf profesional está dividido en este momento, está el PGA Tour que era el clásico, pero nació una nueva liga, LIV Golf, en el que todas las estrellas van a jugar todas las semanas. A la mayoría de profesionales nos benefició, porque tuvimos el doble de actividad. Torneos de equipo y eventos más cortos. El aficionado al golf disfruta del espectáculo, son tiempos de cambio, y yo estoy feliz, en el calendario tengo al año unos 17 torneos, unas 20 semanas. Ahora somos un grupo latino que buscamos más prestigio, hay una hermandad, de crecimiento humano y deportivo, es un trabajo en equipo”.
Cuando cita amigos del circuito y compañeros que aprecia, destaca a Abraham Ancer, David Puig, Jon Rahm,
“ahora se hace más trabajo de equipo no tanto de jugadores individuales”. Vive de cerca los cambios del deporte. Cuando no hay golf le gusta pasear, por ejemplo, durante su paso por Ciudad de México visitó el castillo de Chapultepec. También acaba de recorrer Europa Central, y su agenda le permite grandes viajes.
Hace compatible golf y familia, “ en casa es sencillo, es mi trabajo y mi señora me lo respeta, sabe que es importante el golf para la familia y en algunos torneos me acompañan a destinos como Australia, España China. Nos gusta conocer”. Y confiesa, “mi campo favorito es Shadow Creek en Las Vegas, algo ficticio, es un oasis en el desierto, es una locura, pero es maravilloso y se mantiene muy bien, el nivel de perfección de cada hoyo es asombroso”. Cerca de 40 millones dólares costó este sueño. Uno de los campos más caros del mundo. La tecnología también llega al deporte de los 18 hoyos, “la inteligencia artificial llega al golf, puede ser interesante, y no me sorprende que me den consejos como una especie de caddy GPT, y que me diga “ tu ángulo no es el adecuado con la mano derecha”, fantasea y se ríe.
Su pasión por los relojes le lleva a coleccionar, “tengo el modelo de James Bond 007 el color café, también varios de la línea Speedmaster, me gusta mucho esa gama, ahora quiero comprar el Speedmaster dorado, para eventos de alto standing”. Sonríe. La línea Speedmaster Moonwatch le causa mucho respeto, “ la historia de este reloj es muy grande e importante, saber que una copia de este reloj estuvo en la Luna me inspira, y me invita a hacer lo que sé hacer y así puedo llegar muy lejos, con precisión, estilo y excelencia, y eso te da confianza interna”.