TEXTO: CRISTINA CIMATO
Un mundo en movimiento. Para el artista británico Julian Opie, el acto de caminar restaura el sentido dinámico de la existencia. Y no solo eso. Reúne a las personas, define un lugar de paso, captura un momento de la vida. Sus siluetas, plasmadas de perfil mientras caminan y luego tridimensionalizadas, simplifican las formas, evocando tanto la pintura rupestre egipcia como la iconografía de la estatuaria clásica.

En 2024, Opie fue el protagonista de la instalación Walking in Milan en la Piazza del Quadrilatero del Portrait Milano, el último proyecto del grupo hotelero Lungarno Collection. Allí, presentó ocho esculturas monumentales bicolor de su serie de figuras andantes, situadas sobre grandes bases y creadas especialmente para este espacio. Ahora, su enfoque creativo se dirige hacia los rostros de Charles, Jiwon, Nethaneel y Elena, sujetos de su última exposición en Londres, titulada Elena, que forma parte de la 13ª edición de Sculpture in The City y estará en cartelera hasta la primavera de 2025. En esta muestra, el artista llevó al arte los rostros de algunos comensales presentes en una cena formal en China. “Elegí dar a los retratos la apariencia de un monumento público, una barrera de carretera y tal vez incluso una lápida”, comentó Opie, cuyo universo de inspiración abarca desde el arte antiguo hasta Shakespeare, pasando por la infancia y las conexiones entre el ser humano y la naturaleza.
1. El arte del antiguo Egipto.
Todo lo relacionado con las pinturas rupestres y las esculturas de barro es una fuente de gran interés para mí. Me atrae la forma primordial de relación con la imagen y el proceso que hay detrás, es decir, la traducción de las experiencias internas y de lo que nos rodea en un dibujo o en un objeto estático. El resultado es un alto nivel de belleza perfectamente integrado en el mundo “ordinario”. Una combinación que expresa una profunda humanidad, vitalidad y una inventiva asombrosa. El arte egipcio retrataba a las personas en el acto de caminar: mis esculturas son un homenaje a ello, porque parecen dibujos bidimensionales, pero dinámicos.

2. Una cita de Cuento de invierno de Shakespeare.
“No soy honesto por naturaleza. A veces por casualidad”. El personaje de Autólico reconoce su deshonestidad y su incapacidad para ser siempre auténtico. Rechazo esta frase de manera un poco diferente al decir que no soy un hombre inteligente, pero a veces logro serlo por casualidad. No es falsa modestia. Trabajo duro, me mantengo concentrado, observo incesantemente y juego con mi imaginación. A menudo no sé las respuestas, pero sigo jugando y a veces logro hacer algo que funciona bien.
3. El movimiento.
La dimensión dinámica forma parte de mi “caja de herramientas” creativa. Uno de los momentos más importantes para mí fue cuando vi los primeros protectores de pantalla en movimiento en las pantallas de los ordenadores. Estaban pintados y se movían. Esto cambió mi enfoque del arte y la figura.

4. Las decisiones inevitables.
Andy Warhol dijo: “Si tengo que pensar en ello, entonces sé que la pintura está mal. Mi instinto dice: ‘Si no tienes que pensar en ello, así es. Si tienes que decidir y elegir, está mal’”. Creo que toda decisión debe ser lógica e inevitable. Por ejemplo, para cada una de mis representaciones, la elección del color se extrae de las personas, de cómo son y de los tonos que usan. No soy yo quien elige, son ellos los que se representan en el mundo con una paleta de colores.
5. Mis cuatro hijos.
Tienen entre 32 y 18 años y los veo como un grupo de amigos. Son el centro de mi vida y haberlos visto crecer fue como observar el mundo desde una perspectiva siempre nueva. Me sentaba en la alfombra con ellos y jugábamos con muchos objetos, recreando mundos enteros.

6. Niños.
Ahora estoy abordando un proyecto de arte que surge de observar a 20 niños caminando. Los observo, los filmo, los dibujo. Y es una experiencia completamente diferente a la de los adultos, porque interactúan con el espacio de una manera diferente. Los niños son puro instinto y por eso intento dar vida a un lenguaje que les involucre.
7. Las conexiones.
Cuando tengo tiempo me voy de vacaciones a lugares que conozco, a menudo en medio de la naturaleza. Aquí puedo detenerme y conectarme con lo que me rodea. Me encanta la sensación de estar en un lugar, sentirlo. No importa dónde esté, lo importante es registrar profundamente la propia existencia.