David Lynch, la mirada pionera

Con su fallecimiento a los 78 años, el mundo pierde a uno de sus grandes talentos. Creía en el lenguaje audiovisual por eso no entendía que después de una película se quisiera reducir su trabajo a palabras. En Europa tuvo un gran reconocimiento, ganó en 1990 La Palma de oro por Salvaje de Corazón, en el festival de Cannes y el premio a la mejor dirección en 2001 por Mulholland Drive. Para algunos una de las mejores películas del siglo. Con El hombre Elefante tuvo un éxito mundial y su mensaje inclusiv hoy está más vigente que nunca. Twin Peaks adelantó todo el universo apasionante de las series donde se generan muchos objetos de culto, desde la música hasta la localidad, los protagonistas o la estética. Millones de personas fueron seducidas por el misterio de

¿Quién mató a Laura Palmer? Además de cineasta era músico y compositor, grabó un total de ocho discos, el verano pasado lanzó Cellophane Memories en colaboración con la artista y compañera creativa, Chrystabell. Fue un personaje incómodo para Hollywood, decían que sus obras eran veneno en taquilla. Se inició en los años 70 con el estreno de la obra Eraserhead, (Cabeza borradora), la historia de una chica que tiene un bebé monstruoso; años después el Hombre Elefante se convierte en un gran éxito en taquilla y casi consigue el Oscar. “Un artista”, comentó David Lynch en una visita a Madrid en 2013, “no sufre al mostrar el sufrimiento. Cuando te enamoras de una idea, por muy turbia que sea, es siempre un proceso placentero, liberador, creativo. Puedes rodar una escena horrorosa, pero eres dentro de ti feliz. Esa es la clave”.

Tras algunos fracasos como su versión de Dune, con Una historia verdadera, consigue lo que para muchos es su mejor película. El filme cuenta la aventura real de un anciano que recorrió 500 kilómetros en un cortacesped, algo surrealista, para visitar a su hermano moribundo con el que llevaba años sin hablarse. En 2019, la Academia del cine le entregó un Oscar honorario.

“El mundo va a echar de menos una voz tan original y única como la suya”, aseguró Steven Spielberg. Lynch tuvo un cameo en Los Fabelmans, la cinta biográfica del creador de Tiburón, donde David hace el papel de John Ford. “Sus películas ya han soportado el paso del tiempo y lo seguirán haciendo”, señaló Spielberg en su comunicado.

Recientemente había confesado que tenía un enfisema pulmonar, pero se negaba a dejar de fumar, aficionado a la meditación trascendental que afirmaba practicar todos los días, llevaba con sabiduría sus éxitos y fracasos. David Keith Lynch, nacido en Missoula, Montana, el 20 de enero de 1946 hijo de una profesora de lengua y de un científico del Ministerio de Agricultura estadounidense, su creatividad le ofreció múltiples actividades como carpintería, música, pintura, fotografía, guiones
 no tardó en interesarse por las artes plásticas y asistió a la Pennsylvania Academy of Fine Arts. Ahí comienza sus primeros cortos, tras coquetear en Europa con la pintura.

Artistas como Stanley Kubrick, Franz Kafka, Federico Fellini, Oskar Kokoschka o Francis Bacon también forman parte de sus influencias confesadas. Sin duda como muchos han señalado, su marcha deja un agujero negro en el mundo del cine, pero escuchamos también su consejo: “Mantén la vista en la dona y no en el agujero”.

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