Timothée Chalamet, la revelación del año


TEXTO: MARÍA ESTEVEZ / FOTOGRAFÍAS: MARIO SORRENTI/D.R.

La nueva película biográfica A Complete Unknown es una instantánea de la vida de Bob Dylan a principios de la década de 1960, en sus días tocando en cafeterías del Greenwich Village neoyorquino. Chalamet interpreta la versión de un joven Dylan en la brillante cinta del director James Mangold. Este drama musical narra el ascenso de Dylan dentro de la escena de la música folk hasta un período crucial de su carrera en 1965 cuando el artista decide cambiar su estilo musical. “La conexión con la música estuvo desde el principio, ese fue el primer paso.

Este es un artista con el que yo he crecido. Para mí, la música de Bob Dylan tiene vida”, explica Chalamet en esta entrevista virtual. “Dylan es un artista con una dimensión enorme y yo, como un actor que tiene el beneficio o la oportunidad de entrar en diferentes personajes, me he sentido un privilegiado al interpretarlo. Este es un hombre que lo hizo todo, que tocó todos los géneros. Me encanta su música y tuve años para prepararme. No sentí que estuviera trabajando, sino disfrutando de su música. Lo mejor fue interpretar las canciones en vivo en el rodaje. Interpretarlas en directo”. Orgulloso de su trabajo, Chalamet admite sentirse contento con el resultado. “No lo voy a negar, me siento muy orgulloso de mi trabajo. Ha sido un proceso muy largo: he aprendido a tocar la armónica, a tocar la guitarra, a cantar. Tuve la oportunidad de preguntar cuál era su proceso creativo y me dijeron que no sabía, que solo lo hacía. Lo cual tiene mucho sentido para mí”.

Con Chalamet tocando la guitarra y usando su propia voz, A Complete Unknown presenta canciones clásicas de Dylan como Blowin’ in the Wind, The Times They Are A-Changin y Like a Rolling Stone. Cuando la oportunidad de interpretar a Bob Dylan llamó a su puerta, Chalamet no la tomó a la ligera, al contrario, se lo pensó muy bien. “La personalidad pública de Bob Dylan es en gran medida un enigma. Nosotros no hemos intentado desmitificar el enigma. En cierto modo, interpretar a un enigma o a alguien que es enigmático es casi más fácil, porque no hay las líneas rectas a seguir. Podemos andar un camino gris, no es alguien que pasó por una adicción o alguien que pasó por una tragedia en la vida.

La suya es la historia de alguien que tuvo éxito y bastante rápido. Creo que James Mangold es quien hizo atractiva la historia porque habla de la lucha humana”. La estrella de Dune y Wonka se refiere a sí mismo tras rodar la película como un “humilde discípulo en la iglesia de Bob”. El actor tuvo cinco años para preparar su interpretación de Dylan: viendo entrevistas, viviendo en ciudades donde vivió Dylan y respirando la música del cantautor. De alguna manera, lo que descubrió le identifica con el personaje. “Es un poco complicado establecer paralelismos con mi carrera, porque no pue- do ponerme en el mismo barco que el legendario Bob Dylan, pero yo también tuve problemas con mi carrera y puedo hablar de ello. Mi carrera despegó cuando tenía 21, 22 años y, como le ocurrió a él, yo era demasiado joven para las circunstancias intelectuales en las que me encontraba”. Si bien la película sigue la vida y la carrera de Dylan cuando se mudó a la ciudad de Nueva York a principios de la década de 1960, su educación en Minnesota fue un capítulo integral en la historia del artista, y esto no pasa desapercibido para Chalamet quien viajó a Minnesota en dos ocasiones mientras se preparaba para el papel. “Bueno, sabía muy poco sobre Bob Dylan, aparte de que un amigo de mi padre cuando era niño estaba obsesionado, uno de esos maníacos de Dylan, los ‘dylanólogos’.

Dylan enamora con su música, a sus admiradores, les da igual su actitud en los medios y pensé que eso era profundamente atractivo, y profundamente contrario a los tiempos en que vivimos. Y no lo digo con resentimiento, sino porque me parece audaz por su parte”. El enigmático y esquivo genio de Bob Dylan lleva fascinando décadas al mundo y cineastas como D.A. Pennebaker, Martin Scorsese, Todd Haynes, John Hillcoat e incluso los hermanos Coen con Inside Llewyn Davis, se han inspirado en este premio nobel de Literatura. Sin embargo, hasta ahora nadie se había atrevido a hacer una versión biográfica de la leyenda de Dylan porque es demasiado mitológica y demasiado monumental.

Es el director de Ford Vs Ferrari, James Mangold quien se atreve a hurgar en la vida de Dylan con una película absolutamente magnética titulada A complete unknown. Siempre existe en los actores un gran temor al interpretar a una persona real, y mucho más a una persona real que está viva. “Todos los temas que canto en la película, me parecieron importantes y los preparé con la misma dedicación. Jim Mangold había dirigido Walk the Line, que es, en mi opinión, una película biográfica muy acertada de Johnny Cash, y sabía lo que necesitaba para este filme. La película no sería interesante simplemente viendo a un tipo haciendo covers. Se trata más bien de lo que significa Dylan en relación con los otros personajes de la película: Joan Baez, Suze Rotolo o Pete Seeger”. Cuando Timothée Chalamet se sumergió en la realización de A complete unknown, no pensó que terminaría el proceso con una comprensión muy profunda de quién es Bob Dylan. “No lo esperaba, esa es la verdad. Al principio del proceso yo no estaba en la Iglesia del culto a Bob como lo estoy ahora. Confieso que ahora soy un humilde discípulo. Los años que tuve para preparar este papel no se parecen al tiempo que he tenido para cualquier otro papel. Durante esos cinco años, en algún momento, dejó de convertirse en un trabajo y se convirtió en un proceso de ósmosis y de vivir en el material, vivir en el mundo de los años sesenta”.

Viviendo en la ola del éxito con una nominación al Oscar y metido en la vorágine de su relación con Kyle Jenner, Chalamet transita ahora a su próximo papel Marty Supreme, inspirado en el jugador de tenis de mesa profesional Marty Reisman. “La acabo de terminar. Ambas películas tienen lugar en Nueva York, ambas tienen lugar a principios de los años sesenta en Greenwich Village, durante el renacimiento cultural. No quiero hablar demasiado sobre la historia o sobre su director Josh Safdie, porque no quiero que se enoje. El día que terminé con Dylan, fui a la oficina de producción, donde había estado escuchando la música de Bob durante un año seguido, y cambié mi lista de reproducción a Marty Supreme. No quiero revelar mucho sobre esa película, pero digamos que terminé esta cosa realmente loca y desperté en el tranquilo hogar de Bob Dylan”.

A partir de ahí, la película de Mangold es esencialmente un ascenso meteórico que provoca un latigazo cervical: alcanzar el estrellato, lidiar con la fama, hacer malabarismos con su vida amorosa, eclipsar a sus héroes y el lado oscuro del éxito. “Creo que Dylan dijo hace unos años que él contiene multitudes. Bob está centrado en su ritmo, en su arte y, en cierto modo, tenía los medios, los medios místicos, para no sentir la necesidad de explicarse.

La gente tal vez, no quiero decir que lo vea como desaire, pero está cuestionando el comportamiento de otros personajes de la película. Siempre creo que es importante señalar que desde el principio, Dylan está comprometido con su arte. No finge un compromiso total con los otros personajes. Se trata de su trabajo y su música, y de llegar al quid de la cuestión de por qué, cómo o quién, el hombre que hoy está vivo y coleando en Malibú, es casi un extraño. Creo que en la cultura pop estadounidense Bob Dylan es tan talentoso como desconocido y hay que dejarle en paz”.

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