Amsterdam, el arte de viajar

Sus canales, museos y paseos en bicicleta nos acercan al turismo del siglo XXI, para disfrutar las ciudades sin contaminar y cerca de la naturaleza. Una ciudad cosmopolita, con una propuesta cultural comparable a Berlín con una calidad de vida que seduce a jóvenes estudiantes y a viajeros veteranos. Pueblo pesquero y puerta de Europa de mercancías de todo el mundo, sigue siendo una urbe que recibe muy bien las novedades, la innovación y el diseño. Lejos queda el destino en busca de coffe shops, que siguen vigentes, pero ya no son novedad en el mundo, ni el viejo barrio rojo, propio de otro siglo.

Concerto Two Bed Suite at Conservatorium

Ahora afloran museos, parques, exposiciones artísticas, restaurantes con estrella Michelin y mucha moda. Desde el inicio de la primavera hasta otoño, es la mejor época para visitar esta ciudad llena de canales, conocida como la “Venecia del Norte”. Cuando sale el sol la ciudad es una fiesta, se llenan las terrazas, los paseos en barcas, las excursiones, queda claro por qué es la capital mundial de las flores. Tulipanes y mucho más llenan de colores parques y calles. Aterrizamos desde México y nos dirigimos al imponente hotel Conservatorium, un antiguo y perfectamente remodelado espacio donde la luz entra en cada rincón, con un patio para disfrutar desde el desayuno hasta la cena. Obras de arte, muebles de diseño nos reciben en uno de los hoteles mejores situados de la ciudad, a dos pasos del museo Van Gogh, desde el hotel te reservan las entradas, o el grandioso Rijksmuseum, donde verás lo mejor de Rembrandt, como La Ronda de Noche, pero también las obras maestras de Vermeer, como La Lechera. El hotel se encuentra junto a la plaza Dam que es el centro neurálgico de la ciudad, mercado local, ayuntamiento y establecimientos para comer y tomar un café, es un buen punto de arranque de la ciudad. El edificio más destacado de la plaza es el Palacio Real de Ámsterdam.

Nuestro hotel es otro de los grandes edificios de la zona, antiguo banco y escuela de música, de ahí su nombre, Conservatorium. En su interior hay una muy buena oferta gastronómica con los restaurantes Barbounia y Taiko Cuisine, además de un bar contiguo del mismo nombre, Toiko Bar. Caminando por la ciudad, encontramos el barrio de los museos donde destacan: Stedelijk Museum, Moco Museum de arte contemporáneo, Museumplein, junto a parques y las mejores tiendas de la ciudad. El hotel nos ofrece también un servicio de bicicletas que es la mejor manera de recorrer la ciudad. Con calles muy llanas y una señalización muy adecuada, la bicicleta ya es un símbolo de la ciudad, el vehículo de transporte de padres, hijos, nietos y abuelos, también de mascotas.

Podemos dirigirnos a la zona del barrio de Grachtengordel, un espacio único que se creó en el siglo XVII, en el que los canales rodean el centro histórico con puentes y paseos en barca. Recomendamos dar un paseo por los cuatro canales más destacados, el Singel, Herengracht, Keizersgracht y Prinsengracht, impulsados por el río Amstel. Desde ahí vemos de manera privilegiada las fachadas coloridas de las casas, una postal de Ámsterdam que queda en nuestra rutina, como los canales repletos de bicicletas cruzando los puentes. En bicicleta podemos llegar al Bloemenmarkt, mercado de las flores. Entre los lugares a visitar, la casa museo de Ana Frank, para recordar la barbarie de la II Guerra Mundial, y pasear entre galerías o el mercado de antigüedades. La zona del puerto es otro lugar recomendable para probar los fish and chips. Buena cerveza y buenos quesos acompañan a quien visita Ámsterdam.

Al regreso al hotel, si estamos cansados nos espera un tratamiento de aguas y es que todos los huéspedes tienen acceso gratuito al spa Akasha del hotel, que se extiende sobre una superficie de 1000m² y ofrece desde amplias instalaciones de gimnasio, masajes orientales, bañera de hidromasaje, jacuzzi, hammam, sauna, piscina watsu y zonas de relajación, hasta una gigantesca piscina cubierta. Los huéspedes pueden esperar excelente comida y un servicio atento en Barbounia cocina mediterránea, ubicado en un impresionante patio de vidrio y acero. Además de eso, Taiko Cuisine es el restaurante de inspiración asiática más galardonado del chef Schilo Van Coevorden y uno de los mejores restaurantes de hoteles de Ámsterdam. Imperdible hacer una parada en el Lounge, localizado en el atrio del hotel, un sofisticado espacio para ese breve descanso después de un largo día de paseo por Ámsterdam.

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