FOTOS: CORTESÍA DE LA MARCA
Vicente Dalmau Cebrián propietario de Marqués de Murrieta ha pasado por México, donde su vino ya se reconoce como una de las etiquetas con más prestigio de España y de Europa. Marqués de Murrieta es más que un nombre, su escudo de nobleza está ligado al origen de La Rioja. Ya en 1852 Luciano Murrieta puso a la región en el mapa elaborando el primer vino fino de La Rioja. Vicente, por circunstancias de la vida, perdió a su padre muy joven, por lo que se puso al frente de Marqués de Murrieta. Con determinación y queriendo subrayar el legado familiar, la colocó como una de las mejores bodegas del mundo, la cual ha obtenido más veces 100 puntos Parker con sus vinos, la excelencia máxima. Toda una obra maestra.
Wine Spectator nombró el Castillo de Ygay 2010 el mejor vino del mundo y Great Wine Capitals les ha nombrado la mejor bodega del mundo. No sólo son una referencia de los mejores vinos del mundo, también siguen innovando y divulgando el mundo del vino, con la restauración del Castillo de Ygay y la creación del museo del vino en La Rioja. El jurado ha destacado “el perfecto equilibrio entre historia y vanguardia que se respira en el idílico espacio que componen los edificios de Marqués de Murrieta”, del mismo modo, “la excelencia que han alcanzado en sus vinos, su presencia internacional y su imagen”.
El castillo es una joya del siglo XIX construido por don Luciano Murrieta, y tras casi diez años de restauración, su patrimonio y documentación lo han convertido en museo del vino. En la finca de Ygay, el amante del vino vive una experiencia única, te rodean pagos de vinos admirables: Pago de La Plana, Pago de Capellanía, Pago Canajas Dalmau o Pago Lucas, el primer Rosé. Justo en el castillo se han creado innovadoras instalaciones donde conviven el roble, el hormigón y el acero inoxidable para hacer el mejor vino. La bodega ya se ha convertido en lugar de peregrinación y destino de enoturismo. El visitante se encuentra con las vistas de los viñedos y sigue con un recorrido guiado por la nueva bodega que emplea innovación para una joya que es fruto de la tradición. Continúa el recorrido con la visita al Castillo de Ygay que es museo.
“La bodega tiene fincas muy exclusivas, con mucha personalidad”, nos dice Vicente, y subraya, “tiene alma”, con viñedos que gozan de altitud. Ahora muestra también blancos con crianza, que no recomienda presentar excesivamente fríos en la mesa. “Ygay es un icono del vino del mundo”, señala con satisfacción Dalmau. Es un vino que sólo sale en vinos de añadas excelentes, es emblemático, ya está en 106 países. “Cuando mi padre muere en el año 96, inició un proyecto de adaptación de un viñedo, antiguo para transformarlo en algo actual, con vinos blancos como Capellanía, impulsar Ygay y el proyecto Dalmau. Buscamos el máximo nivel de elegancia y frescura, que une potencia, madurez y juventud”. Explica.
“El tiempo es protagonista en nuestros vinos”, continua Vicente. Con esta base de Castillo de Ygay que ha tenido una gran respuesta internacional con premios de 100 puntos, y cuando Robert Parker dio 100 puntos a un Castillo de Ygay blanco, fue toda una revolución”. Y le da una satisfacción especial el reconocimiento de mejor bodega del mundo. Confiesa: “No he tenido mentor, ha sido osado, arriesgado. Tuve la iluminación cuando decidí con mi hermana y mi equipo actualizar toda la bodega y lo primero que me dijeron: necesitas tiempo, sabía que hablábamos de más de diez años, son plazos eternos.
La idea de mandar la imagen de una bodega clásica con un vino contemporáneo, de corte internacional, con vinos de potencia, colores intensos, el roble francés que siempre uso Murrieta dio paso al roble americano, dimos protagonismo a la fruta, así nació Dalmau. Y me ayudó a transmitir un mensaje y contribuyó a que Murrieta entrara en el universo mediático y diera de qué hablar. Yo sólo soy un eslabón de la historia”. Concluye, “tengo el deseo de dedicar más tiempo a México como un objetivo prioritario, donde recibo siempre un gran afecto humano, quiero traer aquí los mejores ejemplos de nuestros vinos. Ahora el proyecto gallego ha generado un vino único en Rías Baixas, Pazo Barrantes. Y el gran vino de guarda La Comtesse, en honor a su madre que fue la condesa de Creixell, sutil, elegante y especial como ella”, dice con sentimiento. Y declara, “es muy importante el factor diferencial, si no todo es demasiado igual y hemos hecho un vino único, los blancos con crianza se expresan muy bien a temperatura ambiente”.
Viene de comer en Quintonil, es un gran admirador de su cocina mexicana y planea recorrer con el chef Vallejo algunos de los mejores restaurantes de España. El viñedo desde muy joven le ha dado lecciones de vida, como el valor del tiempo. “Un gran vino se hace de terrenos pobres, y de años duros, donde las plantas se aferran a la escasez y a la vida, sacrificio, determinación y creer en lo que haces, constancia en el trabajo”. Ahora planea hacer un hotel singular o un alojamiento exclusivo, tipo boutique, para seguir con el proyecto de una bodega ejemplar. En 2027 la bodega cumple 175 años. Ya preparara la celebración. La mejor bodega del mundo no descansa y tiene el tiempo a su favor.