En el vasto universo del tequila, Loco Tequila nació con valentía para desafiar lo establecido. Desde El Arenal, Jalisco, este proyecto ha forjado una filosofía basada en locura genial, autenticidad radical y creatividad trascendente, elevando el tequila a una experiencia sublime que lo convierte en un manifiesto artístico.

De esta esencia surge Loco Hierofante, una obra integral que transforma el acto de degustar tequila en un ritual de contemplación. Su nombre evoca al hierofante, figura que guía el tránsito de lo terrenal a lo divino. En cada sorbo revela un puente entre lo visible y lo invisible, entre lo humano y lo eterno, invitando a una experiencia sensorial que desafía toda expectativa.

La colección se presenta en dos ediciones de lujo que dialogan como una dualidad complementaria: Luminis, un destello de pureza, celebra el equilibrio sagrado entre sol, tierra y agave. Umbra, en cambio, se adentra en la profundidad de las sombras y el misticismo, evocando la participación de los ángeles: un proceso en el que el tiempo y la madera ofician un ritual que deja al descubierto la esencia más íntima del agave. Dos expresiones, dos caminos hacia lo trascendente.

Para dar vida a este universo, convergen tres talentos artísticos en una creación irrepetible y perfectamente opuesta. El maestro tequilero Alberto Navarro imaginó las obras líquidas, Luminis y Umbra. El artista visual Jan Hendrix diseñó los Crisoles y Diafanes, esculturas que dialogan con la luz y la sombra para resguardar el elíxir en una danza de reflejos. Y el orfebre contemporáneo Iker Ortiz concibió el tapón y la base de acero y Corian, piezas que equilibran lo sólido y lo etéreo, coronando así esta obra integral.

Cada edición de Loco Hierofante está numerada, certificada y limitada a solo 25 piezas, transformando cada obra en un legado que perdura en el tiempo. Más que un destilado, es una obra viva, donde lo eterno, la tierra y la luz se funden con el agave para crear una experiencia sensorial que trasciende lo material.

Quienes logran poseer una de estas piezas, Luminis o Umbra, ingresan a un círculo selecto: Eón Hierofante, un enclave reservado para guardianes del arte y el buen vivir. Sus miembros gozan de privilegios que incluyen un concierge personalizado, recarga de Crisoles, cenas privadas con chefs invitados y acceso a ediciones futuras, todo envuelto en la promesa de un lujo que se vive con los cinco sentidos.

Loco Hierofante es más que un tequila: es un viaje hacia lo sublime. Una obra de arte que conjuga luz y sombra, humano y divino, materia y espíritu, invitando a quienes lo descubren a ser parte de un ritual que transforma lo efímero en eternidad.

En cada gota, Loco Hierofante demuestra que el tequila puede ser mucho más que un espirituoso: arte líquido, un manifiesto de belleza y trascendencia.

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