El tenis mundial volvió a escribir una de sus páginas más memorables en Nueva York. En una semifinal electrizante del US Open, Carlos Alcaraz se impuso a Novak Djokovic en un duelo que quedará en la memoria como una de las grandes citas deportivas del año. Intensidad, talento y emoción se unieron en una noche en la que el joven español demostró por qué es ya uno de los referentes de su generación.
El estadio Arthur Ashe se vistió de gala con Rolex como anfitrión, reafirmando el compromiso de la marca con el deporte blanco. Desde hace casi cinco décadas, Rolex ha acompañado la evolución del tenis, siendo reloj oficial de la ATP y apoyando los torneos más emblemáticos como Roland Garros y Wimbledon. Su presencia en el US Open no solo refuerza esa relación, sino que subraya su papel como símbolo de excelencia, precisión y grandeza.
Las gradas, como siempre, fueron un espectáculo en sí mismas: figuras como Hugh Jackman, Anna Wintour y Christian Slater se dieron cita para vivir de cerca un partido que no decepcionó. El ambiente vibraba con cada intercambio, con cada punto decisivo.
Alcaraz, que ya forma parte de la Familia Rolex, consolidó su posición como líder indiscutible entre la nueva generación de estrellas del tenis. Su victoria, celebrada incluso por el propio Djokovic con palabras de reconocimiento, confirma que el murciano ha alcanzado un nivel reservado a los grandes campeones del deporte.
Nueva York volvió a ser el epicentro del tenis mundial y, con Rolex marcando el tiempo de la historia, el US Open reafirmó su estatus como el torneo donde nacen y se consagran leyendas.