Long Story Short, la música hecha coctelería

Hay bares, y luego está Long Story Short. Un lugar que no solo sirve cocteles, sino que compone recuerdos. En pleno corazón de la Ciudad de México, este cocktail bar ha convertido la relación entre la música y la coctelería en su razón de ser. Aquí cada sorbo tiene ritmo, cada copa cuenta una historia. Sumérgete en este viaje inmersivo y disfrutada cada segundo de este spot, uno de los más reconocidos de la capital.

Ximena Aréchaga es la chef detrás de la cocina de Long Story Short, destacándose por su propuesta creativa que privilegia ingredientes locales, calidad y atención al detalle. Su estilo combina lo sofisticado con lo accesible, con platillos diseñados para compartir y pensados como parte integral de una velada sensorial en la que sabor, música y ambiente se entrelazan. Además de su rol en el restaurante cotidiano, participa en colaboraciones especiales.

El encargado de orquestar los cócteles en Long Story Short es Ramón Tovar, mixólogo creativo que ha plasmado la identidad del bar a través de su carta. Ramón no solo construye tragos, sino que los compone: cada drink emerge de un diálogo entre música, narrativa y sabor. Su propuesta va más allá de lo clásico, abarcando desde highballs ligeros hasta reinterpretaciones atrevidas inspiradas en personajes musicales icónicos como Amy Winehouse o Frida Kahlo.

Su carta actual, Frecuencias, es un recorrido sensorial pensado como una pieza musical. Desde arreglos sutiles que acompañan una charla íntima hasta golpes intensos que piden pista de baile, el menú guía al invitado en un crescendo. Se trata sin duda de una experiencia líquida donde géneros, texturas y notas aromáticas se mezclan con la lógica de una composición. No es solo beber; es escuchar con la boca. ¡Una experiencia de 5 sentidos!

A lo largo de los años, Long Story Short ha abierto su escenario a guest shifts con bares internacionales presentes en The World’s 50 Best Bars, ha sumado colaboraciones con marcas globales y ha sido cómplice de encuentros memorables con lo mejor de la escena local. Esa red de intercambios ha posicionado al bar y a su equipo como referentes dentro de la industria de la coctelería en México.

Más allá de la técnica y la inventiva, lo que distingue a Long Story Short es su hospitalidad. El servicio es cercano, atento y sin pretensiones; la intención es que cada visita se sienta como una experiencia diseñada a la medida: precisa, cálida y sorprendente. Aquí la mezcla perfecta no es solo la de ingredientes, sino la que surge entre la barra, la música y la gente.

Si buscas más que un trago bonito para Instagram o si quieres una velada que estimule todos los sentidos y que te deje hablando del último cóctel, este es el lugar. Ideal para citas, celebraciones pequeñas o para una noche en la que dejarte llevar por la combinación perfecta entre sonido y sabor. Long Story Short no solo reinventa la coctelería; la compone. Y en la CDMX, donde la noche es una partitura viva, este bar suena más que bien. ¿Te animas a escuchar su próxima creación?

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