Frederique Constant, pasión hecha tiempo

El lema “Vive tu pasión” sintetiza el  espíritu de Frederique Constant, firma que nació en 1988 en Ginebra de la mente creativa de Aletta y Peter Stas con la clara idea de hacer que la alta relojería fuera accesible a un público más amplio, sin comprometer calidad ni estética. Todo a  través de guardatiempos que combinan precisión, belleza y artesanía, pero también cercanía.


Classic Elegance Luna de 36 mm.

En poco más de tres décadas, Frederique Constant ha logrado consolidarse como una manufactura integral. Desde 2004, produce sus propios calibres, un salto cualitativo que la colocó en un nivel de prestigio comparable con firmas de mayor trayectoria. A lo largo de estos años ha desarrollado complicaciones de gran tradición relojera, como el tourbillon, el calendario perpetuo y los relojes Worldtimer, siempre con la convicción de ofrecer “lujo accesible”. Su manufactura en Plan-les-Ouates, un edificio de casi 10,000 m², concentra la tradición de los relojeros ginebrinos y la innovación tecnológica más avanzada.

La firma se distingue por la atención al detalle y por una capacidad de innovación constante. Desde el icónico Heart Beat de 1994, que dejó ver el latido mecánico de sus relojes, hasta el lanzamiento en 2016 de un calendario perpetuo producido in-house a un precio sin precedentes, Frederique Constant ha demostrado que la alta relojería no tiene por qué estar reservada a unos pocos. Cada pieza se ensambla a mano, con un nivel de acabados que refleja tanto la herencia suiza como la búsqueda de identidad propia. El uso de escapes de silicio, decoraciones a mano y cajas elaboradas dan a sus modelos una personalidad distinguida.

En este 2025, la casa ginebrina celebra un legado que no solo se mide en complicaciones técnicas o en calibres manufactura, sino también en la manera en que ha cambiado la percepción del lujo. Sus relojes son una invitación a vivir el tiempo con autenticidad y estilo, manteniendo un balance entre tradición, innovación y accesibilidad. En una industria donde la exclusividad suele ser el único lenguaje, Frederique Constant ofrece otra narrativa: la del lujo humano, apasionado y profundamente conectado con quienes lo llevan en la muñeca.


Classic WoldTimer Manufacture, 24 husos horarios ajustables via una sola corona.

La clave de este éxito radica también en su visión empresarial. En lugar de construir únicamente para el coleccionista más experimentado, Frederique Constant ha buscado siempre conectar con un público diverso, curioso por la relojería y abierto a nuevas propuestas. Esa vocación de “democratizar” el lujo se traduce en ofrecer complicaciones de alto nivel como un calendario perpetuo o un tourbillon en segmentos de precio donde otras marcas apenas ofrecen modelos de entrada. Esta filosofía ha cambiado las reglas del juego y le ha otorgado un lugar único en la industria.

No menos importante ha sido su papel como formador de nuevos relojeros. La colaboración con escuelas especializadas en Suiza ha permitido que jóvenes talentos se integren a la manufactura, asegurando la continuidad de un saber hacer que combina innovación y tradición. El contacto directo con la práctica artesanal convierte a la casa no solo en una marca de relojes, sino también en un laboratorio vivo donde se cultiva la próxima generación de maestros relojeros.


Classic Tourbillon con calibre de manufactura FC-980-4.

Asimismo, Frederique Constant ha sabido leer las tendencias del mercado global. La introducción de calibres con reservas de marcha extendidas, escapes en silicio y garantías más amplias muestran que la innovación no se limita a la complicación técnica, sino también a mejorar la experiencia del usuario. A ello se suman diseños contemporáneos que conservan la elegancia clásica, pensados para un estilo de vida moderno en el que la relojería sigue siendo un símbolo de buen gusto.

MOMENTOS CLAVE DE FREDERIQUE CONSTANT

Finalmente, su capacidad de comunicar pasión ha sido uno de sus mayores logros. Cada campaña, cada nuevo lanzamiento, refuerza la idea de que un reloj es mucho más que un instrumento: es una declaración de estilo y un compañero en la vida diaria. Ese equilibrio entre lo técnico y lo emocional es lo que convierte a Frederique Constant en una marca singular dentro de la relojería suiza, y lo que asegura que su historia seguirá escribiéndose con nuevos capítulos memorables.

Autor

  • Izaskun Esquinca

    Desde hace poco más de 18 años se ha especializado en alta relojería y ha sido editor y colaborador de las más prestigiadas firmas relacionadas con relojes.

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