El verano se despide, pero el placer de un buen postre italiano no conoce estaciones. Desde su apertura en abril de 2025, Don Nino se ha consolidado como un destino imperdible para los amantes de los sabores genuinos del país de la bota. Con tres ubicaciones estratégicas —Polanco, Parque Delta y Plaza Parque Tepeyac— esta gelatería ha sabido conquistar a los capitalinos con un concepto fiel a la tradición italiana: todo, absolutamente todo, es importado directamente desde Italia.

Más allá de un postre, Don Nino ofrece una experiencia sensorial que comienza con la vista y culmina con el sabor. Cada espacio invita a disfrutar con calma, rodeado de colores vibrantes y aromas que evocan una tarde veraniega en la Toscana. Su éxito radica en la autenticidad, pues todos los productos llegan ya elaborados desde Italia, garantizando un sabor inalterado y una calidad superior que transporta al comensal sin necesidad de cruzar el Atlántico.

El más reciente protagonista de su vitrina es el Limonino, un innovador gelato de limón servido dentro de un auténtico limón amarillo. Esta creación, liderada por el Maestro Heladero Francesco Mastroianni —Campeón de Heladería Italiana y Embajador Internacional del Helado—, captura la esencia de la heladería artesanal en su máxima expresión. Fresco, natural y lleno de carácter, el Limonino ya se perfila como la nueva sensación del verano mexicano.

La oferta de Don Nino se divide en tres universos igualmente irresistibles. Los gelatos, elaborados bajo antiguas recetas tradicionales, destacan por su cremosidad y pureza de sabor —con el pistacchio como emblema—. La pasticceria invita a descubrir clásicos como los cannoli sicilianos, tiramisús y macarrones, cada uno con una historia que contar. Finalmente, su café ofrece tres mezclas exclusivas: Strong Blend, Gentle Blend y Toasted Biscuit Blend, creadas a partir de una combinación precisa de granos Arábica y Robusta.

Entrar a Don Nino es sumergirse en un pedazo de Italia: un rincón donde la estética, la calidad y la tradición se encuentran. Más que una gelatería, es un homenaje al arte de disfrutar la vida a través de los pequeños placeres. Porque, en Don Nino, cada bocado y cada sorbo celebran lo mejor del espíritu italiano: autenticidad, pasión y sabor sin fronteras.

