El vino nace del encuentro entre la tierra, el conocimiento y la emoción de compartirlo. De esa conexión surge una colaboración que celebra el arte y la sensibilidad: Cepa 21, bodega española que fusiona tradición y visión contemporánea, se une a Miham Design, la firma mexicana de Angélica Margáin, para transformar las etiquetas de sus vinos más emblemáticos en mascadas de seda exclusivas. Cada pieza se convierte en un homenaje a la tierra, al legado vitivinícola y a la creatividad que habita detrás de cada botella.

La diseñadora mexicana encontró en España una fuente de inspiración que marcó su trayectoria. Tras cursar un máster en Diseño Textil y de Superficies, Angélica Margáin fundó Miham Design y desarrolló un lenguaje visual que combina emoción y técnica. En esta colaboración, logra capturar la esencia de los viñedos de Ribera del Duero en estampados que evocan la textura de la tierra, la paciencia del tiempo y la innovación que caracteriza a Cepa 21: vinos que honran la tradición sin renunciar a la mirada contemporánea.

Cada mascada es una interpretación artística del alma de los vinos Cepa 21 y Malabrigo. El primero, elegante y fresco, se expresa en tonos verdes, azules y beiges que transmiten vitalidad y equilibrio. El segundo, con cuerpo y carácter, despliega una paleta de tonos tierra que refleja su sofisticación orgánica y su elegancia natural. En ambos casos, el arte se convierte en puente entre el vino y la moda, dando vida a accesorios que trascienden su función para convertirse en objetos de colección.

Así, lo artesanal y lo inspirado en la tierra adquieren un nuevo significado: el de una pieza versátil, atemporal y sensorial. Estas mascadas no solo adornan el cuello, el bolso o la mesa; también transforman el acto de disfrutar el vino en una experiencia estética y emocional. Más que un complemento, esta colección es una invitación a vivir la elegancia desde la textura, el color y el alma del vino: donde la moda y la enología se encuentran en perfecta armonía.

