Baja California continúa consolidándose como uno de los epicentros gastronómicos más vibrantes del continente. A su ya reconocida identidad culinaria se suma ahora una distinción de peso global: el restaurante Lunario ha sido incluido por la Guía Michelin en su selecta lista Inspector’s Best Dishes 2025, una curaduría anual que destaca los platillos más memorables tras visitas realizadas en más de 25 países. El logro es aún mayor al tratarse del único restaurante de Latinoamérica presente en esta prestigiosa selección.

Este reconocimiento no es casualidad, sino el reflejo de una filosofía clara y profundamente arraigada al territorio. Lunario es un espacio íntimo de apenas 30 asientos, liderado por la chef Sheyla Alvarado, cuya cocina mira de frente a la tierra, a la estacionalidad y al respeto absoluto por el producto. Con huerto propio y un menú que se transforma mes a mes, la experiencia se construye bajo el principio del del campo a la mesa, con sabores precisos, honestos y llenos de carácter.

La propuesta gastronómica se complementa con una cuidada selección de vinos provenientes de Vinícola La Lomita y Finca La Carrodilla, dos proyectos orgánicos emblemáticos del Valle de Guadalupe. Esta alianza refuerza la coherencia del discurso culinario de Lunario: una experiencia integral donde cocina y vino dialogan desde la sostenibilidad, el origen y la identidad bajacaliforniana.

Más allá del restaurante, la mención en Inspectors’ Best Dishes of 2025 es también un reconocimiento a la cocina de Baja California en su conjunto. Un territorio que ha sabido construir un lenguaje propio y contemporáneo, capaz de dialogar de tú a tú con las cocinas más influyentes del mundo. Lunario se convierte así en un símbolo del momento que vive la región: creativo, maduro y profundamente conectado con la naturaleza.

El platillo que conquistó a los inspectores fue el postre Manzanilla y Miel, una creación que resume la sensibilidad técnica y poética del equipo de Lunario. La Guía Michelin lo describe así: “Este postre fue increíblemente memorable: como base, un flan de manzanilla reposaba en vinagre de manzanilla, con una teja de miel, cubierto con helado de miel y espuma de miel, y adornado con una pizca de polen de abeja. Fue único e inesperado”. Un cierre perfecto para una historia de éxito que confirma a Baja California como destino gastronómico de primer nivel y a Lunario como uno de sus máximos exponentes.
