IWC Schaffhausen es una de las manufacturas suizas más respetadas dentro de la alta relojería gracias a su enfoque técnico y a una visión profundamente ligada a la ingeniería. Fundada en 1868, la casa con sede en Schaffhausen ha construido su reputación sobre movimientos de manufactura robustos, complicaciones funcionales y un diseño que privilegia la legibilidad y la precisión, valores que se expresan con claridad en su histórica colección Portugieser.
La firma presenta ahora la llegada de una de sus piezas más complejas en una poderosa interpretación con carátula negra Obsidian, un tono profundo que refuerza la sofisticación y el carácter contemporáneo del reloj que lleva por nombre Portugieser Tourbillon Rétrograde Cronógrafo. Este color, desarrollado mediante un meticuloso proceso de lacado multicapa, aporta una notable sensación de profundidad visual y contrasta elegantemente con los elementos metálicos, subrayando el refinamiento estético de la pieza.

En el corazón del guardatiempos se encuentra el calibre 89900 de manufactura IWC, un movimiento automático de gran complejidad compuesto por 375 componentes. Este mecanismo late a una frecuencia de 28,800 alternancias por hora (4 Hz) y ofrece una generosa reserva de marcha de 68 horas. Visible a través del fondo de caja de cristal de zafiro, el calibre destaca por sus acabados con Côtes de Genève, graneado circular y una masa oscilante fabricada en oro macizo.
La pieza integra una de las complicaciones más emblemáticas de la alta relojería: un tourbillon de minutos volante ubicado a las seis horas. Con un peso inferior a un gramo y compuesto por 56 piezas, este mecanismo está diseñado para mejorar la precisión al compensar los efectos de la gravedad. Además, incorpora un sistema de parada del tourbillon que permite un ajuste exacto al segundo. A esta hazaña técnica se suman un indicador de fecha retrógrado a las nueve horas y un cronógrafo con función flyback, que permite reiniciar la medición del tiempo de forma inmediata.

Con una caja de 43.5 milímetros y hermeticidad de hasta 3 bares, este reloj representa una síntesis perfecta entre complejidad mecánica, elegancia clásica y un lenguaje estético moderno. La llegada de esta versión en negro reafirma el liderazgo de IWC Schaffhausen en el terreno de las grandes complicaciones, consolidando su posición como una de las casas relojeras más influyentes y técnicamente sólidas del panorama suizo contemporáneo.
