Una carrera asombrosa como actor: desde la serie televisiva El barco, su notable actuación en Bajo la piel de lobo, mientras que, en Contratiempo, da vida a un acusado de asesinato; más recientemente lo hemos visto en campos de concentración en la cinta El fotógrafo de Mauthausen o la sátira Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia. Ha dado un nuevo salto osado como protagonista de Instinto, una serie con acento erótico no exenta de polémica, donde participa su hermano Óscar en quien confía en lo profesional y en lo personal.
Su última serie para Netflix lo ha obligado a adelgazar de manera notable. Aún recuerda todo lo que le preparaba su madre, sabia de la cocina: pescado fresco, merluza, pulpo, cachelos, empanada y un poco de lo mejor de la cocina de Galicia. A México llega como un estrella conocida y reconocida: los fans lo persiguen hasta la puerta del hotel.
Es imagen para España y Latinoamérica de la firma italiana Bvlgari, para las colecciones Octo y Bzero1, por su porte de galán y estilo seductor; recuerda a un Marcello Mastroiani del siglo XXI. Arriba a nuestro país en medio de un rodaje, delgado y con sombrero pero feliz de estar en el país donde sabe que es muy apreciado. Porta un look informal pero elegante, pues sabe que le esperan largas sesiones de foto y entrevistas.
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Hablamos precisamente de eso: “Como actor, no le doy importancia al estilo, soy bastante relajado. Si soy sincero, no soy fashion victim si voy a cenar o salir con amigos, aunque si voy a un estreno sí me arreglo. Tengo mis trajes, mis joyas Bvlgari y me gusta, pero en el día a día visto muy básico. Lo bueno es que, en momentos puntuales, me puedo poner un reloj Bvlgari, sus joyas y un buen traje”.

Mario es flexible con el estilo y con los cineastas: “Con los directores te adaptas. Es fácil hablar con ellos, entender su proyecto y saber que son el capitán del barco, el jefe de la película, que es su proyecto y lo va a montar a su manera, con su propio tono. Tienes que remar a favor del proyecto y del director, tú te vas y el director sigue dos años más con la película”.
“He tenido la suerte de trabajar con maestros consagrados y otros más noveles, que tienen muchas ganas de hacer cosas nuevas. Lo importante no es si son conocidos o no, he trabajado con Álex de la Iglesia, que es uno de los grandes, pero lo importante es un buen guión”. Casas se encuentra cómodo interpretando tanto un villano como de chico bueno: “Cuando creas un personaje no te importa que sea comedia, drama o suspenso. Desde fuera, la comedia parece fácil, pero haces gracia cuando te lo pasas mal o te lo tomas en serio. Cuando no quieres ser gracioso puedes ser más gracioso. La comedia tiene mucho valor”, sentencia.

“Ahora estoy en un thriller psicológico con tintes de humor negro que aparecen en los momentos más serios de la película”, comenta Mario, quien comparte créditos con Úrsula Corberó, otra actriz española —también imagen de Bvlgari—, lo que habla del auge del cine español. “Nuestro cine vive un buen momento. Somos primos-hermanos de Latinoamérica y con proyectos de streaming, gracias a ventanas como Netflix y HBO, estamos más unidos que nunca”.
“Todo el mercado se abre. Úrsula y yo somos más conocidos ahora y es un orgullo que me puedan ver en México, que me sigan y me muestren su cariño; que me puedan ver con una marca como Bvlgari, es un privilegio de artista, es un orgullo, un placer y lo agradezco”. Lleva satisfecho su reloj Octo Finissimo, inspirado en la arquitectura Romana, y como los romanos, piensa que mens sana in corpore sano. Por ello hace ejercicio con mucha frecuencia: “Las escenas de acción o riesgo me gustan. Soy una persona que se ejercita todos los días. Me cuido, practico futbol, tenis, corro muchísimo y ahora estoy con una película que me obliga a estar en forma; hago 10 o 12 kilómetros al día, cuatro veces por semana”.

“Siempre tengo que ejercitarme, me tengo que oxigenar… es un estilo de vida. También me gusta el boxeo, aunque ahora, por tener que estar más delgado para la nueva cinta , lo dejé”. Durante la sesión juega con sus anillos. Le gustan las joyas y se prueba muchos relojes Bvlgari, por eso le preguntamos cuál es su mejor hora del día y responde rápido:
“El mejor momento del día [es] por la mañana, estoy activo. Luego, por la tarde-noche, lo llevo peor. Por la mañana me levanto pronto, me gusta madrugar, incluso sábados y domingos, y es cuando estoy más activo. Me levanto a las 6:00 am si me vienen a buscar a las 8:00 para un llamado. Aprovecho para desayunar, estudiar, repasar el guión… yo creo que por eso no fui buen estudiante, porque por las noches no me gustaba estudiar; el cerebro está quemado, pero por la mañana estoy completamente activo”.

México vive un momento interesante en el cine, con grandes creadores. Hay muchos con los que a Mario le gustaría trabajar, pero destaca a uno: “Me encantaría trabajar [con] Alfonso Cuarón. Le sigo desde hace mucho, es un director que admiro desde Niños del hombre, donde ya era, para mí, uno de los grandes. Además, me parece que hace un cine distinto, con cada película se reinventa. Pero en México hay mucho talento, directores y guionistas noveles. Gracias a eso, en el mundo de habla hispana vamos a tener mucho trabajo”.
Entre rodaje y rodaje confiesa que su pasión es estar con su familia, “con mi gente y lo más tranquilo posible para recargar pilas y poner los pies en la tierra entre cada película. Los que te conocían cuando eras nadie, ellos te ponen de nuevo en la tierra y con los pies en el suelo”. No se siente agobiado por lo políticamente correcto: “Cada uno tiene su opinión de mí y, si no me lo parece, siento que puedo decir lo que quiero. Me siento libre, te guste o no. Yo me dedico al cine y la televisión, y no quiero ser portavoz de nadie”.

“Mi fuerza es estar delante de una cámara y llevar personas al cine. Quizá algún día me sienta como Almodóvar o Woody Allen para ser más líder y tener más experiencia para dar mi opinión. Por ahora creo que debo trabajar bien y siento que hay libertad”. Rescata a lo íntimo del ser humano y vive cada papel con profundidad: “Sí, los personajes me absorben. Tengo 33 años y me quiero reinventar en cada uno de ellos”.
“Los últimos proyectos son intensos: ahora trabajo con un psiquiatra, tengo una persona que me hace coaching en las horas de rodaje, todo para crear personas y sacar cosas dentro de ti. Te conoces y hay quien te puede ayudar a enriquecer tu papel; quiero dar la verdad más absoluta a los personajes y vivirlos de verdad. Creo que mis papeles forman mi personalidad. Ahora interpreto un personaje oscuro, debo buscar en rincones oscuros que en mi vida normal no haría”.

También le gusta escapar de viaje familiar: “Me gusta ir a Galicia. Cada vez que podemos, [hacemos] viajes familiares con mi hermano pequeño, quiero que se críe con una familia unida. Mi madre es la que lleva toda la vida cocinando, es la que más trabaja, tiene esa educación culinaria del norte gallego que es fuerte y poderosa. Para ella, todos los platos deben tener buena materia prima. Lo congelado, en mi casa, no se ha probado. Papas fritas, huevos, empanadas y pimientos de Padrón son cosas que nos trae a casa. La materia prima es lo más importante en la comida y en el ser humano, nada de comida basura. Lo auténtico es lo importante”, finaliza.
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