Abraham Cruzvillegas, la materia prima del arte

Es un artista mexicano y universal que ha hecho de la materia prima una nueva expresión de arte. Del desecho hace arte de instalación o un proyecto de autoconstrucción, que enaltece los objetos olvidados, tirados a la basura o escombros. Le gusta unir objetos, que a veces dialogan entre sí, o él hace como casamentero de piezas que nunca se hubieran conocido.

Su último reto, para Casa Cuervo, ha sido no sólo ilustrar la mítica caja de Reserva de la Familia, sino crear una instalación con todos los objetos que forman parte del universo del tequila y del agave. Herramientas de campo, de la destilería, uniformes, cascos, azadas, cuerdas y escaleras forman un ballet majestuoso, desde el techo, que no hace sino rendir tributo al campo, a la tierra mexicana y a esa bebida del pueblo llamada tequila que hoy reside en palacios y embajadas.

Cruzvillegas es un talento universal, con obras en el MoMA, que lo mismo nos ofrece una exposición en la Tate de Londres que en un rincón de Tequila, Guadalajara, en homenaje al agave y la tierra mexicana. El curador Patrick Charpenel destaca la importancia del escenario. El dibujo de Cruzvillegas opera como un espejo que nos obliga a mirar nuestro vínculo con México: “Un primate que mira su propio trasero”. Abraham destaca el reto, hacer algo para Reserva de la Familia y para México, con tequila, era algo muy estimulante: “En este caso, hice un chango, un primate, y [mostré] su conexión con las herramientas”.

Tequioh, su nuevo proyecto, reúne esculturas y dibujos sobre tela y papel, que refieren a la labor y el trabajo que implica la producción del tequila. El artista fue seleccionado por Juan Domingo Beckmann, presidente ejecutivo de Casa Cuervo, junto con Patrick Charpenel, curador de Estancia FEMSA, y Zélika García, presidenta de Zona Maco. En su obra, ha querido ver todos los objetos que participan en la creación del tequila y el universo de Jalisco, su valor simbólico.

Es un homenaje a la planta, con mucha complicidad entre hombres, animales y naturaleza. Le impresionó, en su primera visita, ver a la gente de la jima, en su relación con las plantas; cómo se espera diez años a que crezca el fruto; las manos del jimador, los que cuecen las tiendas, los objetos que rodean a esas manos. Abraham señala, que “quería producir una imagen, un primate como nosotros, que también trabajan con sus manos; es una especie de retrato. Usé el papel que se utiliza para hacer Reserva de la Familia.

En mi visita a la destilería, observé todas las herramientas que se usan para producir el tequila, desde las botas, los machetes, hasta los sombreros. Deseaba crear un paisaje visual de las herramientas que conviven en Jalisco”. Le preguntamos si se considera un arqueólogo del arte, pero responde con humildad: “Me encantaría poder decir eso, pero no busco objetos. Soy más animista, los objetos me encuentran a mí. Sería muy arrogante decir que soy un arqueólogo. No soy un nacionalista de los objetos, pero me gusta la identidad local, eso significa que encuentro cosas emblemáticas que significan identidad nacional. No soy un buscador antropológico, soy un artista, nada más. Yo voy a los lugares, y veo los objetos demolidos, no excluyo nada. Es una manera de mostrar tolerancia, porque todo está en el mundo”.

Confiesa: “Yo soy bebedor de tequila Dobel Diamante y me gustó crear un dibujo para una caja. Es una obra cultural para todo el mundo, al estar en una botella. Así comenzó el grabado. La vinculación de Cuervo con el arte tiene un largo recorrido, y este año nos dará una nueva alegría, el Museo del Arte de la Fundación Cuervo abrirá en 2018 con obras de Szyso, Leonora Carrington, entre otros.

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