‘Los dos papas’ es una de esas películas donde el escenario es tan sobresaliente como los actores. Dos hombres que pasean por los jardines, las habitaciones y los despachos del Vaticano mientras hablan de religión, ética y destino, es prueba del genio de esta película. El director brasileño Fernando Meirelles, reconocido por El jardinero fiel, creó un relato ficticio sobre los posibles encuentros entre el Papa Benedicto XVI, interpretado por sir Anthony Hopkins, y el Papa Francisco, a quien da vida Jonathan Pryce, antes de la renuncia de Benedicto. El corazón del éxito de la película es un guión reflexivo del dramaturgo de Nueva Zelanda, Anthony McCarten y las actuaciones extraordinarias de los actores. Lejos de Roma, Ojai es considerado el Shangri-La de los angelinos y ahí se esconde Anthony Hopkins. Los famosos atardeceres californianos se tiñen de rosa en esta ciudad por una condición geológica de la sincronía de sus valles.
En Ojai está el rancho de Reese Whiterspoon, al que huyó Robert Pattinson tras la traición de Kristen Stewart; fue aquí donde John Lennon y Yoko Ono visitaron al sabio hindú Jiddu Krishnamurti y, además, donde a Mark Frost se le ocurrió la idea de escribir Twin Peaks antes de llamar a David Lynch. Es un valle idílico al que Hopkins se escapa para pintar. En este paraíso están prohibidas las franquicias, por lo que las tiendas brindan la oportunidad de encontrar productos únicos y exclusivos de artistas y artesanos locales. En su avenida principal se encuentra la galería Primavera donde venden en exclusiva los cuadros de este actor.
Usted ha rodado muchas películas relacionadas con la Iglesia
La espiritualidad siempre ha sido un tema complicado para mí. No crecí dentro de la religión porque mi padre era ateo y mi madre agnóstica, supongo que por eso siempre me he sentido atraído por la religión. Siempre que viajo me gusta visitar iglesias y una vez hablé con un sacerdote sobre la posibilidad de convertirme al catolicismo. Me di cuenta que en aquellos momentos tenía problemas en mi vida y no debía olvidar que soy humano.
¿Hubiera preferido un personaje joven?
No. No tengo ilusiones sobre mi vejez. Todos vamos a morir y la vanidad no despierta mi interés. Me resulta totalmente indiferente la imagen. Sé que estoy en forma, que soy fuerte y que tengo salud porque hago mucho ejercicio. No me importa cómo me ven los demás.
¿Cómo consigue dar forma a villanos inolvidables?
Me gusta crear personajes que, contra su naturaleza, no se parecen a lo que se espera de ellos. Una vez, Elia Kazan me dijo que para interpretar a un psicópata lo mejor era dotarlo de tranquilidad.
¿Sigue desarrollándose como artista en otras áreas?
Claro, en la música y en la pintura. De hecho, voy a presentar mis cuadros en varias exhibiciones por diferentes partes del mundo.
¿Qué le brinda el mundo de la pintura que no encuentra en la interpretación?
No soy un académico preparado, no tengo educación como artista. Pinto libremente lo que siento y mis cuadros se venden. También escribo y compongo música, aunque nunca estudié. Mi trabajo, en ese sentido, es libre. Me gusta compararme a mí mismo con gente como Stravinski.
¿Cómo consigue mantenerse en forma y saludable?
Trato de evitar pensar en la mala salud. Me mantengo activo. Hago ejercicio cada día y sólo ingiero mil calorías diarias. Además, suelo hacer pesas y caminar ocho kilometros en el treadmill.
¿Suele ver las películas que interpreta?
Con la vejez te vas distanciando. Ahora estoy desconectado de todo lo que hago.
¿Quisiera reconectar con su pasado?
Sí. Me siento perseguido por mi pasado. Muchas veces sueño con la ciudad en que nací. Sueño que regreso, reconecto con mi pasado y pongo todas las piezas juntas. La vida es una ilusión.
Todo el mundo tiene una debilidad, ¿cuál es la de sir Anthony Hopkins?
Las galletas Big Nags para el desayuno. Ésa es mi mayor debilidad. Mi mujer tiene que esconderlas. Y cuando le pregunto si tiene alguna galleta y me dice que no, entonces yo le contesto que está mintiendo. Me ama y me trata como si yo fuera un alcohólico.
¿Cuál es el mayor placer de su vida en estos momentos?
Tocar el piano y pintar, esos son mis placeres. Toco el piano muchísimo y escribo música también. Disfruto mucho componiendo. Estoy muy preparado con mi música.
¿Por qué eligió pintar?
Unos amigos de mi mujer tienen una galería, nosotros somos sus socios y les ayudamos. Mi mujer me pidió que empezara a pintar y empecé a pintar. Entonces les envié a la exposición cien pinturas, todos paisajes. Las vendieron en seis días, luego envié otras cincuenta. Lo hago por diversión. Lo hago rápido y nunca sé lo que estoy haciendo, no tengo ningún tipo de preparación en la pintura.
Pongo un montón de colores sobre el lienzo y las hago, ayer hice cuatro, con muchos amarillos y algo de rojo terminé haciendo unas flores bellísimas. El rojo rompe como primera base de color sobre el lienzo y luego crea su propia forma. No sabía lo que estaba haciendo, pero me encanta pintar paisajes.
¿Alguna vez ha pensado en retirarse?
Ahora tengo muchas cosas que hacer, pero reconozco que cada vez que digo que voy a retirarme de la interpretación aparece un guión que me atrapa. Lo que sí es cierto es que ahora vivo una vida plena y no necesito la interpretación para disfrutar.
¿Cree que cada uno puede ser el creador de su propia felicidad?
Sí. La gente me pregunta eso todo el tiempo.
¿Cómo he conseguido estar donde estoy ahora?
La verdad es que con un poco de talento, trabajando duro, soñando mucho y a lo grande y una pizca de suerte, ésa es mi receta. No sé si es mi destino, o buena fortuna, pero estoy feliz donde estoy. Tengo sesenta y ocho años y no sabía que se podía estar tan en paz y tan contento al hacerme viejo. Jamás he disfrutado tanto como ahora. Cuando miro hacia atrás no puedo explicar nada de mi vida pasada.
Hace cincuenta años, cuando tenía diecisiete, empecé a actuar con la compañía YAMC. Jamás había actuado antes, y conseguí un papel en la Royal Academy, donde pude entrenarme y prepararme. Yo no era un buen estudiante, era poco disciplinado, rebelde y tenía un sentido profundo dentro de mí. Creo que entonces era demasiado perfeccionista, quería cumplir mis metas en el momento en que lo había planeado, pero la vida no es así. Pero aprendí pronto a dejar pasar las cosas, tal vez porque tuve un poco de visión de futuro, ahora sólo vivo en el momento y eso es algo increíble.