La firma Tudor no es sólo una marca más de relojes, en su ADN se involucra uno de los nombres más destacados de la industria. Hablo de Hans Wilsdorf, sí, el fundador de Rolex, que en 1926 registró The Tudor, que algunos años más tarde, en 1946, diera paso a Montres TUDOR S.A y que es el antecedente actual de esta casa suiza creadora de iconos como: Pelagos, 1926, Royal y Black Bay que este año suma un nuevo guardatiempos a su colección: Black Bay Pro, que nos recuerda a los primeros relojes dedicados a los buzos de mediados de los años 50.
Este nuevo espécimen mecánico mantiene las reconocibles manecillas conocidas como “Snowflake” que están presentes en Black Bay Pro y que indican la hora local, manecilla corta y la hora de referencia en amarillo, todo al mismo tiempo. Hay que mencionar que este tipo de manecillas fueron un distintivo de la colección Black Bay a finales de 1969.
El espíritu aventurero y la técnica se dejan ver en cada ángulo de la pieza, por ejemplo, la caja es de acero con una generosa dimensión de 39 mm, mientras que el bisel se ha graduado con una escala de 24 horas, que ofrece una lectura limpia para el segundo huso horario, que sin duda son un perfecto homenaje a los exploradores pioneros que se embarcaron hace exactamente 70 años en la Expedición Británica del Norte de Groenlandia, de dos años de duración, para estudiar el hielo del Ártico, con relojes Tudor en sus muñecas y es que, vale la pena mencionar que Hans Wilsdorf, el fundador de la marca, fue quién proporcionó relojes para los miembros de dicha expedición.
En su interior Tudor ha incluido el Calibre de Manufactura MT5652 que cuenta con la certificación de cronómetro por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) que, además, ofrece una variación de -2 +4 segundos, que va más allá de los estándares tradicionales. Mientras que la reserva de marcha que ofrece es de 70 horas.
Para subrayar su versatilidad, sus creadores han dotado a Black Bay Pro en versión con brazalete de acero, correa híbrida tipo tejido, de caucho y cuero negro, y la tradicional correa de tejido Jacquard que es muy distintiva de los relojes Tudor. Esta pieza es la esencia de la aventura, pero con mucho estilo.