La apertura del Baccarat Hotel New York el 18 de marzo de 2015 marcó el debut mundial de Baccarat Hotels & Resorts y la evolución natural de una firma histórica hacia el lujo contemporáneo. Propiedad del grupo asegurador chino Sunshine Insurance Group y gestionado por SH Hotels & Resorts, este hotel insignia se ubica en los primeros 12 niveles de una torre de 50 pisos que se eleva casi 170 metros sobre la calle 53 Oeste. Su fachada, envuelta por una cortina ondulante que evoca el cristal tallado, irradia una luminosidad que anticipa lo que ocurre en su interior: una celebración permanente de la luz, la perfección y el refinamiento.
Nada más entrar en Baccarat Hotel New York sientes la magia de un lobby impresionante que combina teatralidad y elegancia. Un muro, compuesto por más de 2,000 copas Harcourt de cristal Baccarat dispuestas horizontalmente e iluminadas con LEDs, crea un espectáculo de luz continuo que cautiva desde el primer instante. La entrada principal, discreta pero majestuosa, se abre a un espacio donde los techos altos, los pisos de mármol y los detalles artesanales, como los mosaicos de cristal y los muebles curados, anticipan la experiencia de lujo refinado que se vive en cada rincón del hotel. Este hall no solo funciona como punto de bienvenida, sino como una galería viviente que celebra la historia y el legado de Baccarat.
Con 114 habitaciones y suites, el hotel ofrece una intimidad poco común en el corazón de Manhattan. Cada estancia está concebida como un pied-à-terre privado, con ventanales de piso a techo, áreas de descanso y sábanas de jacquard hechas a medida. Los baños de mármol blanco, ocultos tras puertas francesas pintadas a mano, incluyen amenidades exclusivas creadas por el perfumista Francis Kurkdjian. La tecnología es discreta pero total. La suite cuenta con una tablet que controla iluminación, temperatura y servicio, mientras un minibar rojo Baccarat guarda cristalería de la maison. Incluso el teléfono tiene un botón especial: “Champagne”.
El diseño interior, a cargo del estudio parisino Gilles & Boissier, fusiona la elegancia clásica de un hôtel particulier con la sofisticación moderna de Nueva York. Pisos de parquet, sedas plisadas, techos espejados y 17 candelabros personalizados, algunos suspendidos con cuerdas rústicas, construyen una narrativa visual única. La colección de arte, curada por Stéphanie y Frédéric Chambre, recorre más de dos siglos de historia de Baccarat e incluye piezas comisionadas a artistas franceses como François Houtin y Armand Jonckers.
La propuesta gastronómica está liderada por el chef Gabriel Kreuther, dos estrellas Michelin, en colaboración con el chef ejecutivo Ashfer Biju. En el Grand Salon se sirve desde desayuno y té de la tarde hasta brunch de fin de semana y coctelería refinada. El bar, inspirado en las caballerizas de Versalles, despliega bóvedas majestuosas y una elegante barra, con acceso a la terraza Le Jardin, suspendida sobre el MoMA. Cada bebida se sirve en una de las más de 15,000 piezas de cristal Baccarat que convierten el ritual de beber en una experiencia sensorial.
El bienestar alcanza su máxima expresión en el Spa de La Mer, el primero de la marca en Estados Unidos. Diseñado como un retiro costero europeo, cuenta con cuatro salas de tratamiento y una alberca interior, rodeada de mármol blanco y negro, que recuerda a un salón de baile sumergido. El gimnasio, abierto 24 horas, ofrece equipamiento de última generación y entrenadores personales, tanto para huéspedes como para residentes de las exclusivas residencias privadas de la torre.
“Queríamos crear una casa moderna de Baccarat”, afirma Barry Sternlicht, CEO de Starwood Capital, “un lugar que brillara, sensual y elegante, pero también cómodo y divertido”. Esa visión se materializa en cada detalle. Desde la chimenea eterna que simboliza los hornos de la fábrica francesa, hasta el muro luminoso de más de 2,000 copas Harcourt en el lobby. Reconocido con varios premios y distinciones, el Baccarat Hotel New York no es solo un hotel, es la cristalización perfecta de un legado convertido en estilo de vida.
