Baja California: Tierra bendecida

Un paisaje donde el Océano Pacífico y el Golfo de California se encuentran; donde conviven el desierto y el mar, los nopales y la viña, los ostiones y los olivos. A esto se suma la hospitalidad de una tierra que, desde hace siglos, recibe a viajeros, emprendedores, migrantes, artistas, trabajadores, poetas, enólogos, médicos y pescadores. Con 1,600 km de costa, Baja California Norte invita a disfrutar de sus playas y su pesca. Tres aeropuertos y cuatro puertos marítimos la conectan con el mundo. Es líder global en turismo médico y ha sido nombrada el mejor destino de spa del mundo.

Más allá de lugares emblemáticos como Tijuana, Ensenada o el Valle de Guadalupe, la región sorprende con destinos únicos: Mexicali, reconocido por su turismo médico y su carácter empresarial, suma influencias culturales —como la china— que le han dado una gastronomía singular. Tecate, pueblo mágico de gran tradición cervecera, ofrece recorridos de ecoturismo, rutas de naturaleza y experiencias de bienestar, con hoteles de lujo, el famoso Rancho La Puerta y la icónica Cervecería Tecate. Para quienes prefieren la costa, San Felipe es un paraíso al aire libre con playas y aves majestuosas. San Quintín, por su parte, invita a la pesca, la tranquilidad y a disfrutar atardeceres inolvidables.

Entre los grandes destinos está el Valle de Guadalupe, emblema y cuna del vino mexicano. Un paisaje de viñedos cuidados que se recorren sin prisa, entre cosechas, gastronomía y atardeceres bajo las estrellas. Allí, el desierto y el mar otorgan un terroir irrepetible. Todo el año, las bodegas reciben a los visitantes en un destino que no entiende de temporadas.

El Valle alberga más de 150 vinícolas de prestigio, como Domecq, Bodegas Cetto, Santo Tomás o Monte Xanic, además de siete valles vitivinícolas donde conviven etiquetas jóvenes con los pioneros del vino mexicano. La región combina excelencia y sostenibilidad con una nueva generación de enólogos, productores y chefs. Cada etiqueta y cada platillo narran una historia de origen, pasión y respeto por la naturaleza.

En este mismo universo de las bodegas hay que señalar innovación, creatividad y dinamismo de la región que está viviendo un nuevo impulso emprendedor.  Sirve ejemplo lugares como Adobe Guadalupe con etiquetas que ya figuran entre los mejores vinos del mundo como Kerubel o Serafiel.  Las Nubes se ha ganado la admiración de todo el mundo, sus bodegas y viñedos son un brindis a los vinos sostenibles enfocados en proteger el entorno natural y buscar la mejor relación calidad precio. Las Nubes es etiqueta de garantía.  

En Carrodilla  vemos una vinícola de nueva generación. Nació en 2011, un sueño hecho realidad de la familia Pérez Castro, creatividad en las etiquetas como: Canto de luna, Polen la lomita, Carrodilla tempranillo. Carrodilla ir y venir, donde el nombre y el diseño envuelven un vino valiente, de calidad, como su etiqueta: Así se ve a las estrellas, es un vino que te lleva al cielo. Pijoan es otra bodega muy cuidada que es un ejemplo de impulso nuevo a los vinos mexicanos con la calidad como ADN. Domenica Reserva, Collage tinto, o blanco y el Carbónico son algunos ejemplos.

Vena Cava te llega al corazón, una buena colección de etiquetas de calidad en un lugar privilegiado del Valle.  Desde sus inicios han experimentado en la búsqueda de buenos vinos orgánicos, naturales y ancestrales, son pioneros también en el enoturismo, visitar la bodega es otra gran experiencia en el Valle. Con degustaciones y catas. Apuestan por la calidad no por la cantidad. Lechuza es otra vinícola ejemplar con grandes vinos y una gran variedad de uvas, acaban de cumplir veinte años desde su nacimiento y su prestigio ya es internacional. Sus monos varietales son asombrosos como el Nebbiolo o Chardonnay.

También tienen buenas propuestas de uvas variadas, un viñedo familiar que merece una visita.  Más allá del vino, el Valle de Guadalupe ofrece una propuesta integral: arquitectura en diálogo con el paisaje, hoteles boutique y glampings entre viñedos, spas, retiros de bienestar, rutas de arte y experiencias al aire libre. El equilibrio entre lo sofisticado y lo orgánico lo convierte en destino ideal no solo para amantes del vino y la gastronomía, sino también para quienes buscan wellness, desconexión y romance.

Las fiestas de la vendimia, celebradas cada verano, atraen a visitantes de todo el mundo. En primavera, la fiesta Concha y Vino Joven une el mar y los viñedos en un maridaje irrepetible. La gastronomía bajacaliforniana se ha consolidado a nivel internacional. Hoy Baja presume seis estrellas Michelin, además de reconocimientos Bib Gourmand y recomendaciones de la Guía Michelin. Restaurantes como Conchas de Piedra, Animalón, Damiana, Lunario, Deckman’s en el Mogor o propuestas auténticas como La Carmelita, El Franc, Marco Antonio o Ranchito Fénix hacen del estado un referente culinario. Destaca también Olivea, con estrella verde por su respeto a la naturaleza, y Bruma Wine Garden, aplaudido por las guías internacionales.

Vale la pena sumar a las anteriores menciones otros espacios que dejan en claro la oferta gastronómica tan variada. Por ejemplo, como Envero, un paisaje excepcional gran vino y buen menú con producto de calidad. Primitivo, en la carretera a Tecate, otro espacio excepcional rodeado de naturaleza y un homenaje a las brasas, escenario para celebraciones únicas. La Conchería con barra de mariscos y cocina de mar que ha merecido la recomendación de la guía Michelín por la relación calidad precio de su propuesta gastronómica. Un homenaje al mar. Abulón, erizo, mejillones, ceviches. Toda una fiesta. 

Datoni un lugar sencillo de, pero de alta calidad en platillos como pastas, almejas y acento italiano por su chef Anthony Petrarca. Cocina de ingrediente, honesta y con el sabor como protagonista. Otra opción que vale la pena es Muelle 3, el mejor lugar para saborear buenos mariscos, junto al mar y los barcos en Ensenada, lugar favorito de los lugareños. Mariscos sobresalientes. Destaca, Oryx  ya en Tijuana   otro ejemplo de la calidad gastronómica que ofrece la ciudad, cocina de sabores, donde no faltan ostiones, atún de alea azul o pulpo. También carnes de alta gama y productos de huerta que hacen la diferencia.

En total, más de 800,000 visitantes al año confirman el poder seductor de este destino de paisajes, vinos y sabores. No es casualidad que aquí naciera la ensalada César, que celebra ya 100 años, ni que sus escuelas de cocina formen nuevas generaciones de talento. Baja California Norte es hoy la cocina más joven de México, dinámica y creativa, donde el ingrediente es la estrella y la comunidad trabaja unida para promover su riqueza. Desde cada rincón se disfruta esta tierra bendecida, un paraíso que se construye día a día.

Las estrellas del Valle de Guadalupe

Animalón

Una experiencia culinaria bajo un majestuoso árbol milenario. Los chefs Óscar Torres y Javier Plascencia ofrecen una propuesta sofisticada que celebra los ingredientes del valle y del mar. Aquí trabaja también la ganadora del Premio Sommelier Michelin México 2024, Lauren Plascencia.

Deckman’s en el Mogor

Cocina sustentable al aire libre, con ingredientes de su propio huerto, orquestada por el chef Drew Deckman. Una experiencia integrada con la tierra.

Damiana

Ubicado en Viñedos de la Reina, bajo frondosos árboles, es el proyecto del chef Esteban Luis, que practica la filosofía de la granja a la mesa. Su menú degustación de seis tiempos, cambiante según temporada, destaca por el uso de ingredientes frescos y locales, con un 80 % de mariscos, aves y proteínas de granja.

Conchas de Piedra

Mar, burbujas y buena mesa. Creación del chef Drew Deckman, celebra lo mejor del océano en un maridaje con vino espumoso. Ubicado junto a Casa de Piedra, ofrece un menú tan simple como perfecto.

Olivea Farm to Table

Situado en un hotel boutique rodeado de olivos, Olivea propone cocina contemporánea con corazón local: desde lo mejor del mar hasta opciones vegetarianas que sorprenden por su sencillez y elegancia.

Lunario

Ubicado en los jardines de vinícola La Lomita, es la propuesta íntima y vanguardista de la chef Sheyla Alvarado: un comedor tipo invernadero donde los menús de degustación estacionales se sirven bajo un cielo de estrellas, acompañados por una selección de vinos 100% locales.

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