El proyecto liderado por el chef chileno Ricardo Verdejo es un freestyle gastronómico donde ingredientes de mercado y técnicas globales se reinterpretan con creatividad, sazón y mucha alma. El nombre Charco hace referencia al lugar donde se encuentra: el antiguo Lago Mayor de Tenochtitlán. Desde este punto, alguna vez cubierto por agua, se honra la memoria líquida del territorio y se celebra lo que emerge cuando la historia y la gastronomía se cruzan en un mismo plato.
Ubicado en el último piso del nuevo museo del chocolate, Charco es un remix de sabores del mundo, desde París, Brooklyn y Vietnam, hasta Ensenada y, por supuesto, CDMX. La cocina es abierta, el carbón va a todo lo que da, y la carta ofrece una selección de small plates pensados para compartir. Todo esto bajo la filosofía de “Dining Fine” , un movimiento que rechaza los protocolos del fine dining tradicional para apostar por una experiencia auténtica, libre, rica y accesible.


Bajo la premisa de “Menos Fine Dining y más Dining Fine” , el equipo de Charco creó un espacio único que invita no solo a la conexión con el paladar y la mente. El espacio fue diseñado por el despacho de arquitectura JsA (responsable de Pujol y Ticuchi), y artísticamente intervenido por Cecilia Enrich, cuyo mural a la entrada rinde homenaje a Basquiat y a los ingredientes mexicanos. El equipo operativo incluye a Tuétano, reconocidos por su experiencia en conceptos como Ciena, Piazza Pastificio y Baldío, y el respaldo de Agustín Otegui, empresario detrás de Culto Cacao y Caballería.

La música, curada por el propio chef Verdejo (rap, hip-hop y R&B) define el ambiente: relajado, vibrante, sin filtros. Charco también tendrá una serie de pop-ups (Brincos al Charco), colaboraciones mensuales con Yella (el proyecto itinerante de Ricardo), y un colectivo de productores y chefs que comparten la pasión por el ingrediente. Charco nace para rendir tributo a la tierra que pisa: la antigua Tenochtitlán. Ahí donde antes hubo un lago, ahora hay fuego, sazón y una invitación a disfrutar sin rigideces. Brinca el charco, sube el elevador y disfruta de una gran experiencia.

Ricardo Verdejo es chileno de origen y un gran ciudadano del mundo. Ha trabajado en cocinas como Boragó, Cosme, Wildair y Fulgurances. Para Charco desarrolló un menú que celebra la trazabilidad: ingredientes de haciendas, ranchos, mercados y pescadores, seleccionados con cuidado, transformados con técnicas de distintas latitudes y servidos sin pretensiones. Cocina rica, con groove, en una mesa donde todos caben.

República de Guatemala 24, Centro Histórico