TEXTO: CAMILLA ROCCA
Dicen que el lujo en Oriente tiene otro sabor, otro nivel en comparación con los países occidentales. Japón cuenta con una de las economías más dinámicas del mundo y el sector de la hospitalidad crece año tras año, con una marcada vocación turística que recibe con reverencia tanto a viajeros como a hombres de negocios. En Tokio, en 2021, abrió la Osteria Gucci, trasladada y replicada directamente desde Florencia al lujoso barrio de Ginza.

El chef Massimo Bottura ha llevado todo el espíritu italiano de la marca Gucci a esta “osteria”, donde la cocina italiana —o más bien, la de Módena— se encuentra con ingredientes japoneses para dar lugar a una fusión espectacular. Otra parada gourmet imperdible es el Hotel Mandarin Oriental, ubicado en la zona de Nihonbashi, que ofrece nueve propuestas gastronómicas: desde el Sushi Shin by Miyakawa, con vistas al horizonte, hasta especialidades de la cocina italiana, cantonesa y francesa.

También alberga el exclusivo Molecular Bar —con solo seis asientos—, donde se pueden degustar microtapas, cócteles y contemplar la puesta de sol. En el restaurante chino Sense es posible reservar la famosa sopa “El Buda que salta por encima del muro”, enriquecida con carne de tortuga, un clásico de la cocina oriental. Y para los paladares más exigentes, foie gras francés de autor con pan brioche, todo bajo la dirección del chef ejecutivo italiano Daniele Cason.

En el séptimo lugar de la prestigiosa guía The World’s 50 Best Hotels, el Aman Tokyo, ubicado dentro de la Torre Otemachi, en pleno distrito financiero, ofrece una experiencia única con habitaciones de estilo ryokan, baños termales onsen y una piscina panorámica. Su punto culminante es el restaurante Musashi, que lleva el nombre del chef, quien cada noche diseña una experiencia omakase distinta, basada en ingredientes frescos seleccionados directamente del mercado de pescado. Una combinación verdaderamente especial: maridajes con sake elaborado con arroz de sus propias fincas y wasabi cultivado a mano en Okutama, en los llamados “Alpes japoneses”. También vale la pena visitar el restaurante Luca Fantin’s, en el último piso de la Torre Ginza Bulgari, con espectaculares vistas al skyline de la ciudad, donde se pueden degustar platos típicos de la cocina italiana, reinterpretados con ingredientes locales made in Japan.

Para un aperitivo con vistas, al atardecer vale la pena subir al Tokyo Sky Tree, desde donde también se puede ver el Monte Fuji y admirar el horizonte de la capital desde sus 634 metros de altura. Es una de las torres más altas de Japón, con un diseño inspirado en las pagodas tradicionales. El cóctel estrella es el Full Moon Drink, ideal para disfrutar en noches de luna llena. Trasladándonos a la capital histórica, Kioto, el Four Seasons Hotel Kyoto se encuentra enclavado en un extenso jardín con un estanque donde es posible alimentar carpas, y está estratégicamente ubicado cerca de los principales monumentos sagrados. Aquí, los huéspedes pueden participar en la tradicional ceremonia del té o disfrutar de una degustación del mejor wagyu en el Emba Kyoto Chophouse, un moderno asador. La propuesta imperdible: la Dry-Aged Beef Trilogy, una selección de tres cortes de carne madurada en seco, cocinados a la brasa.

Para una experiencia verdaderamente única, el Aman Kyoto —un antiguo museo de kimonos— se ubica en el corazón de un bosque, en las afueras de la ciudad. Sus suites y pabellones están bañados por la luz natural que se filtra entre las hojas, con onsen privados de vapores curativos y senderos de meditación que invitan a la contemplación. También vale la pena hacer una parada para cenar en Taka-An, el restaurante Relais & Châteaux en Kanazawa, donde el chef Takagi guía a los comensales por la tradición culinaria omakase, creando menús personalizados y únicos cada día. Desde Kioto, el recorrido continúa hacia Nara, la capital más antigua de Japón, donde destaca la apertura del JW Marriott Nara, el primer hotel internacional de lujo de la ciudad. Esta propiedad flagship cuenta con su propio jardín y el restaurante japonés Azekura, donde los ingredientes locales son los protagonistas de cada plato.

Finalmente, en Osaka —la capital comercial del país— la gran novedad es la inauguración del Four Seasons, ubicado en una de las torres más modernas de la ciudad. Aquí, una planta entera está dedicada a revivir la evocadora experiencia ryokan, con habitaciones de inspiración japonesa y desayunos tradicionales que incluyen pescado ahumado y verduras fermentadas. Entre las opciones gastronómicas imperdibles se encuentra el restaurante cantonés Jiang Nan Chun, con vistas espectaculares y, para los amantes de la panadería francesa, el encantador bistró Jardin. Para cerrar el día, en la planta 36 se puede optar por un cóctel con la mejor vista de Osaka o relajarse admirando el skyline desde la alberca cubierta.
