Diseñado con la inspiración de los artesanos de México, desde los suelos a los muebles con un gusto internacional pero fiel a las tradiciones y la estética maya. El talento de los artesanos al servicio de una estética espectacular en telas, arcilla, piedras crean un ambiente único y excepcional. Respeto a la naturaleza, plastic free, y refinamiento desde las servilletas de hilo a las sombrillas de la playa. Habitaciones espaciosas, frente a una de las mejores playas de la Riviera Maya, tranquila, sosegada, lejos del bullicio de Cancún.

Nos da la bienvenida un horizonte de mar turquesa, palmeras y una alberca inspirada en los míticos cenotes capaces de limpiar el alma. Atención a todos los detalles, uniformes creados a medida y cosidos manualmente, muebles tallados, más de 700.000 losetas pintadas a mano un barrio que da magia al suelo en cada habitación. Hasta la cristalería es personalizada para el hotel. En la terraza nos espera el sonido de las olas.

La gastronomía es otro detalle destacado del hotel gracias a la labor del chef Daniel Camacho, que hace del desayuno una fiesta de la imaginación, la comida un homenaje al mar, a Oaxaca y Yucatán con respeto a la sostenibilidad. Por si faltaba algo, el fuego y las brasas mágicas de Curtis Stone, con pescados y carnes ofrece una cocina abierta, una parrilla excelente con una cocina del experto chef australiano de muy alto nivel.

Estrella mediática, vive la cocina como presentador y como maestro cocinero. Alto nivel de mixología. Más detalles que invitan al placer, el Spa Maroma by Guerlain, el primero de la prestigiosa firma en América Latina. Experiencias de meditación, yoga, talleres de biótica, excursiones por el universo maya o la práctica del golf. Un paraíso que una vez que lo conoces cuesta abandonar.
