Hotel Il Sereno Lago di Como presenta la “Darsena Listening Suite”

El hotel Il Sereno Lago di Como inaugura esta temporada de verano la Darsena Listening Suite, una experiencia inédita en el mundo de la hospitalidad. Más que una habitación de lujo, se trata de un santuario para sibaritas del sonido, con un diseño firmado por Patricia Urquiola que rinde culto a la escucha profunda. En sus 200 metros cuadrados, cada detalle está pensado para que la música cobre vida.

El corazón de la suite es su sistema de audio analógico de alta gama, equipado con altavoces Klipsch La Scala, amplificadores McIntosh MC275, y una tornamesa Thorens 1601 con cartucho Sumiko Amethyst, sumando además una grabadora de cinta estéreo retro reconstruida a la perfección. Todo ello acompañado por una colección personal de más de 500 vinilos, propiedad de su creador, el venezolano y melómano empedernido Luis Contreras, propietario de Sereno Hotels. Entre joyas de Deutsche Grammophon, primeras ediciones de David Bowie y rarezas de música clásica, la colección crece con cada huésped: sus discos favoritos pueden unirse al archivo del hotel.

Inspirada en los jazz-kissa japoneses —cafés donde el culto al vinilo es una religión—, la suite nació tras la fascinación de Contreras por el magnetismo de una Revox B77 vintage. Desde entonces, la idea se convirtió en un proyecto de investigación y búsqueda de los mejores aparatos artesanales de fidelidad absoluta, trasladado ahora al encanto escénico del Lago de Como.

El deleite auditivo llega acompañado del sabor. El restaurante Al Lago, con una estrella Michelin y bajo la batuta del chef Raffaele Lenzi, ofrece servicio directo a la suite: desde alta coctelería hasta menús de degustación diseñados para maridar con la banda sonora elegida por los huéspedes.

Como broche de oro, la propuesta estética eleva aún más la experiencia: una pared de 15 metros en tejido jacquard optimiza la acústica, entre paneles de nogal, mármol pietra grey, sofás Molteni y sillas Gio Ponti Leggera. Con vistas abiertas al lago a través de ventanales de piso a techo, la luz natural y el paisaje se funden con la música. Aquí, escuchar es un arte: una invitación a soltar el tiempo y sumergirse en cada nota.

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