Iconos de elegancia


TEXTO: GIOIA CAROZZI

Hay algo misterioso y mágico en la esencia más pura del adjetivo “icónico”. Es un reflejo de lo atemporal, que actúa en el presente, pero mantiene una ventana abierta al pasado y otra, completamente desplegada, hacia el futuro. Un icono puede ser una obra de arte, un refrán, un personaje, una prenda o un objeto.

En resumen, cualquier cosa que haya logrado entrar en el imaginario colectivo, o que simplemente espera ser redescubierta. Como la enigmática sonrisa de la Mona Lisa; la universalidad de las obras de Shakespeare; el rostro de Greta Garbo, citado por Roland Barthes en su ensayo Mitos de hoy (también un icono); o la aparente sencillez de los cortes de Lucio Fontana (levante la mano quién no ha pensado al menos una vez :“Eso podría haberlo hecho yo mismo”).

La moda también puede ser icónica cuando no abusa del término, sino que lo reserva para aquello que verdaderamente lo merece: piezas capaces de hablar un lenguaje universal, de despertar emociones y de activar los cinco sentidos (o incluso un sexto). No es, sin duda, una tarea sencilla, y pocas marcas pueden presumir ser auténticos Iconic Purists.

Entre ellas destaca Loro Piana, una firma que se ha convertido en el emblema de un estilo de vida elegante y sobrio, definido por prendas y objetos atemporales que, temporada tras temporada, son reinterpretados y perfeccionados con maestría. Una marca embajadora de un modo de ser, no de aparentar, valorado por hombres y mujeres que no son simples clientes, sino auténticos amantes de materias primas excepcionales y de un savoir-faire impecable.

No es casualidad que, a lo largo de los años, Loro Piana haya creado una selección de prendas y accesorios que lleva por nombre: Los Iconos de Loro Piana. Cada pieza tiene un nombre y una historia propia, fruto de una profunda reflexión sobre la forma y la función, la fuerza y la belleza, el espíritu y la materia.

Diseñados para conjugarse tanto en clave masculina como femenina, estos iconos representan respuestas concretas a necesidades y actividades específicas, muchos de ellos inspirados en la pasión de la familia Loro Piana por el deporte: vela, equitación, automóviles clásicos y esquí. Sin embargo, su grandeza radica en su capacidad de trascender esas costumbres y convenciones, convirtiéndose en esenciales del guardarropa para la vida cotidiana.

Este fue el caso, por ejemplo, de las White Soles, quizás el icono más famoso de la maison hasta hoy: esos zapatos con la inconfundible suela blanca, una fórmula exclusiva de Loro Piana. Nacidos de la pasión por la navegación, desde su creación han acompañado a hombres y mujeres tanto en el mar como en tierra firme. O del Horsey®, la primer prenda icónica de Loro Piana, diseñada en 1992 para vestir al equipo ecuestre italiano en los Juegos Olímpicos de Barcelona. Con su diseño clásico y sofisticado, el Horsey® ha conquistado incluso a quienes nunca han practicado este noble deporte, animándolos a superar cualquier obstáculo.

Otros iconos han sido dedicados al arte del viaje, como la chaqueta Traveller, una prenda de abrigo con innumerables bolsillos, concebida para satisfacer a los trotamundos más exigentes y perfecta también para quienes se quedan en la ciudad, llevándola quizás arriba de un traje formal. Asimismo, está la Roadster Jacket, una chaqueta emblemática creada para celebrar otra gran pasión de los caballeros y las damas: los automóviles clásicos, y su máxima expresión de elegancia, el Concorso d’Eleganza Villa d’Este en el Lago de Como.

Otro ejemplo destacado es el inconfundible modelo Icer: una chamarra de esquí de cashmere impermeable y cortavientos que, gracias al tratamiento innovador Storm System ®, protege del frío tanto en las altas cumbres como a baja altura. Este es un ejemplo perfecto de cómo un icono logra trascender su función inicial para convertirse en un objeto universal. De algo práctico a algo mágico. Siempre permaneciendo fiel a su esencia, pero en constante evolución.

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