De la mano de Johnnie Walker Green Label les invitamos a disfrutar de pláticas inesperadas con grandes profesionales que nos sorprenden con una plática inesperada, por su doble faceta vital. Un chef que es arquitecto, Gerardo Vázquez Lugo. Una fotógrafa y entusiasta de las olas, después de estar en una silla de ruedas, Mariana Martínez de Alba. Un actor internacional que es apasionado de los caballos, Carlos Athié o una actriz que decide cambiar la alfombra roja por diseñar tapetes, eso sí tapetes con alma, Marisol Centeno. Todas estas historias son lecciones vitales que muestran que la vida trae grandes cosas inesperadas.
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Igual que Johnnie Walker Green Label nos sorprende con su mezcla de single malts provenientes de los cuatro rincones de Escocia ellos encontraron en su vida experiencias no previstas que los enriquecieron. Johnnie Walker Green Label también es una mezcla inesperada que va más allá de las etiquetas convencionales que hoy existen en la categoría de Scotch whisky. Bienvenidos a la magia de los sorprendente.
Carlos Athié, actor y apasionado de los caballos
Es uno de los actores latinos más destacados del momento. Su versatilidad en diferentes actuaciones y profesionalismo le han valido varios protagónicos. Sin embargo, su pasión por el cine y las cámaras las comparte con el mundo del caballo, ya que cabalga desde los cuatro años.
Ha participado en proyectos como La ruta blanca, Que te perdone Dios, Las trampas del deseo, actualmente rueda una serie para Netflix y ha creado su propia casa productora. Pero su pasión son los caballos a los que está unido desde niño. Su madre y su padre, amantes, también, de los caballos, le compartieron esta ilusión y no pasa semana sin cabalgar.
“Empecé en la escuela desde los once años, reprobaba ciencias pero memorizaba la obra de teatro completa” recuerda. “Mi padre tiene una empresa de sartenes y siempre quiso que me dedicara a eso, pero yo estudié actuación en Televisa y me fui a Miami, vendí mi coche y sartenes, y con eso pude vivir unos meses, donde obtuve mi primer papel protagónico. Quise seguir formándome y me fui a Los Ángeles, donde me gasté todo en cursos y después regresé a México”.
Hombre de coraje en una carrera de resistencia, empezó de cero en Miami, en Los Ángeles y en México. Quizá ese coraje le permitió seguir en el caballo después de su primera experiencia. “Mi padre y mi madre me subieron a los cuatro años en un caballo gigante. Mi padre picó al caballo, éste salió corriendo y yo me caí. Mi padre me hizo subir otra vez y desde entonces me he mantenido cercano a los caballos”, sonríe y añade: “La hermandad con el caballo te hace fuerte y eso lo uní con la actuación. El actor es quién va arriba y el personaje es el caballo” sentencia.
Ha creado su propia productora Cariño Films que hace teatro y series. “[Mi sueño no tiene la culpa de mi felicidad], es una frase que te enseña que no puedes ser esclavo de tus sueños porque no siempre se cumplen”. Para finalizar Carlos hace un brindis y lo enfoca en “la salud y un mundo más noble y cercano a la naturaleza”.
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