En una de las colonias más vibrantes de la Ciudad de México, Izakaya Kura se erige como un templo del refinamiento japonés. Inspirado en las tradicionales izakayas de Japón —espacios donde la comida, la bebida y la conversación se entrelazan en un ritual cotidiano— este restaurante ofrece una experiencia contemporánea que honra la precisión, la estética y el respeto por el producto. Bajo la dirección del chef Takeya Matsumoto, Kura ha marcado un antes y un después en la escena gastronómica mexicana, posicionándose como el primer izakaya auténtico del país.

Este 2025, Kura celebra su décimo aniversario consolidándose como pionero en compartir la esencia japonesa en su forma más genuina: buena comida, sake y sobremesa en un ambiente relajado, sin pretensiones, pero con un refinamiento absoluto. A lo largo de octubre, el restaurante agradece a sus comensales con sorpresas y cortesías especiales, reafirmando su espíritu de hospitalidad. Hace diez años, Matsumoto introdujo un concepto inexistente en la ciudad: un espacio donde se come, se bebe y se comparte, tal como sucede a diario en los barrios de Tokio.

Cada platillo en Izakaya Kura es una muestra del dominio técnico y la sensibilidad del chef. Su menú celebra la pureza y frescura de los ingredientes, con opciones que van desde sushi, nigiri y sashimi preparados al momento, hasta ramen, robata y wagyu japonés, en un balance perfecto entre lo tradicional y lo contemporáneo. La experiencia se complementa con una curaduría de sakes y shōchūs seleccionados personalmente por Matsumoto, importados desde Japón y elegidos para lograr un maridaje impecable con cada platillo.

El diseño del espacio, a cargo del arquitecto Pancho Pardo, refleja la calidez y el minimalismo de un izakaya tradicional, donde la bienvenida inicia con un “Irasshai!” y se extiende a cada detalle del servicio. Madera, luz tenue y armonía visual envuelven al comensal en una atmósfera serena, ideal tanto para una cena íntima como para un encuentro entre amigos. Kura trabaja con proveedores japoneses especializados y productos importados —desde pescados frescos hasta wagyu— para mantener la autenticidad que ha definido su historia.

A una década de su apertura, Kura sigue fiel a su propósito: preservar la esencia japonesa y elevar cada experiencia culinaria con honestidad y técnica. Su visión se extiende a Panya Sam, su proyecto hermano a solo dos cuadras, donde la chef repostera Terumi elabora panes y postres japoneses exquisitos. En el corazón de la Roma Norte, Kura continúa siendo un refugio de elegancia y autenticidad, donde cada visita se convierte en una celebración del buen gusto, la cultura y el arte de compartir.

