La grandes firmas de moda se unen al pacto de salvar el planeta

Las grandes firmas de moda se ponen serias, la última reunión del G7 terminó con un acuerdo que puede cambiar la historia de la industria, se firmó un compromiso por la defensa del planeta.

La fábrica de ropa es la segunda industria más contaminante del mundo, un dato muy sorprendente. Más de 92 millones de toneladas de prendas mueren sin estrenar cada año. Firmas como Burberry y Chanel ya han anunciado que dejarán de quemar sus prendas, en una estrategia que evitaba la venta en mercado alternativos. Inditex, la empresa de Zara y Massimo Dutti, se compromete a que toda su moda sea 100 % ecológica a partir de 2025, modificando sus canales de producción. Una ola recorre el mundo de la moda con una máxima, Salvar el planeta.

Arlo Capasa, presidente de la Cámara Nazionalle Della Moda italiana, junto a Livia Primero, fundadora y directora creativa de Eco-Age, lanzaron la tercera edición de los premios de moda verde de la alfombra italiana. Fue un evento con el apoyo de Blan Abidgg, Rupert Everett, Alberta Ferretti, Colin Firth y Stefania Rocca.

Durante el acto, un detalle se confirmó a los gondoleros de Venecia, famosos en el mundo entero, para ser honrados por su uso de lana de merino responsable, en su icónico uniforme rayado. Otros personajes que se suman a la causa ecológica que Italia impulsa son Donatella Versace, Suzy Menkes, Emily Ratajkowski, Julianne Moore, Colin Firth, Cate Blanchett, Cindy Crawford, Dame Anna Wintour, Naomi Campbell, Dakota Jo- hnson, Andrew Garfield and Gisele Bündchen.

La influencer Mar Mayorga, de Latam, vestida con prendas 100 % reciclable, viajó a Europa para, promover la concienciación sobre el impacto del consumo textil en el planeta y el consumo responsable en defensa del medio ambiente. El Instituto Europeo y Arbol innoDiversidad crearon un estudio pionero. Su objetivo es medir la gestión de la diversidad en las organizaciones y su correlación con la innovación, como claves para que nuestras empresas ganen en competitividad y crecimiento.

En julio, Amber Valletta se asoció con Stella McCartney y Extinction Rebellion para transmitir un mensaje urgente sobre el cambio climático. Durante la pasado cumbre del G7, se debatieron los conflictos mundiales, y vio la luz el nuevo Pacto de la Moda, un conjunto de objetivos compartidos en los que la industria textil puede trabajar para reducir su impacto ambiental. Esto ocurre tres meses después de que el presidente y CEO de Kering, François-Henri Pinault, revelara que Macron lo había seleccionado para establecer esos objetivos y formar una “coalición” de marcas en la Cumbre de la Moda de Copenhague. De buenas a primeras, PVH (que posee Calvin Klein y Tommy Hilfiger) firmó. El presidente Macron informó que hasta ahora 32 compañías y aproximadamente 150 marcas se han unido.

El Pacto es notable por muchas razones. Para empezar, es una iniciativa única en su tipo que une a los nombres más importantes de la moda, muchos de los cuales son competidores conocidos. Pinault explicó: “A pesar de lo que estamos haciendo [para reducir nuestro impacto solo], las cosas no se mueven. Realmente necesitamos definir objetivos juntos. La primera etapa es elegir tres o cuatro objetivos que sean de máxima prioridad para la industria y comprometerse a trabajar juntos para encontrar soluciones. Estoy seguro de que alcanzaremos un nivel que ninguno de nosotros podría alcanzar individualmente trabajando solo”. Recalcó la necesidad de colaboración sobre la competencia y el intercambio de recursos en lugar de centrarnos en las exclusivas y el secreto. En ese sentido, el hecho de que Stella McCartney haya firmado dice mucho: dejó Kering en 2018 y recientemente se unió a su rival LVMH que está ausente de la coalición. Otras marcas que se unieron al Pacto incluyen Gucci, Chanel, Tapestry (propietaria de Coach y Kate Spade), Nike, Alexander McQueen, Prada, Hermès, Ermenegildo Zegna, Burberry, Gap, Zara, Nordstrom y Capri Holdings (la nueva compañía holding de Michael Kors , que posee Jimmy Choo y Versace).

 

¿Para qué se inscriben exactamente estos diseñadores? Como sugirió Pinault, el Pacto gira en torno a objetivos basados en la ciencia en tres áreas: el calentamiento global (el objetivo es lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050 a fin de mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 grados Celsius hasta 2100), restaurando la biodiversidad (con un enfoque sobre la restauración de ecosistemas naturales y la protección de especies) y la preservación de los océanos (es decir, mediante la reducción del uso de plásticos de un solo uso).

Para la mayoría de los firmantes, lograr los objetivos del Pacto requerirá cambios importantes e inversiones significativas.  Sin embargo, varios ya están en el camino correcto: McCartney lidera la eliminación del plástico virgen mediante el uso de poliéster reciclado, y ella usa materiales sobrantes y reciclados en sus colecciones, lo que resulta en emisiones más bajas que el suministro de telas nuevas. Del mismo modo, Alessandro Sartori de Zegna está diseñando sus trajes con la intención de reciclarlos en el futuro; Prada prometió usar solo nylon reciclado; Zara está cambiando su enfoque a los materiales orgánicos y reciclados; Nordstrom acaba de lanzar una sección de estilo sostenible; y Michael Kors, Gucci y Versace han renunciado a la piel. Se presume que esas marcas deberían equivaler a un cambio más rápido e impactante en los próximos años, aunque es ciertamente difícil pensar en 2050, o incluso 2020, mientras los incendios continúan destruyendo el Amazonas.

McCartney comunicó que su compañía está donando dinero a Rainforest Alliance, que trabaja con comunidades rurales para conservar los bosques y apoyar métodos sostenibles; otras organizaciones como Amazon Aid, que trabaja para proteger el Amazonas; y el Fondo Mundial para la Naturaleza, que protege el planeta y las especies en peligro de extinción como hace WWF.

En 15 años la producción mundial de ropa se ha duplicado. Su uso, en cambio, se ha reducido a la mitad. Se fabrican 150.000 millones. Solo el 20% de los residuos textiles se reciclan. ¿Qué hacer para que la economía circular tenga más peso? “Si tuviéramos una camiseta fabricada al 100% en algodón o poliéster, la reciclaríamos sin problema”, sostiene Gema Gómez, directora de la plataforma Slow Fashion Next, que forma a profesionales del sector en moda sostenible. Sin embargo, el poliéster representa el 60% de los materiales usados. “Al meterlo en la lavadora, des- prende microplásticos que acaban en ríos y mares y de ahí entran en la cadena alimentaria”, añade. De 2000 a 2016 el consumo de esta fibra sintética, que triplica las emisiones de CO2 del algodón, se incrementó un 157%.

Prendas tan sencillas como los pantalones de mezclilla requieren 300 litros de agua para envejecerlos, ahora se recurre a otros sistemas como el láser, para darles ese aspecto sin desperdiciar toda esa agua.

Para que la moda sea sostenible se deben emplear tintes naturales en vez de químicos, reducir el consumo de agua y recurrir a fibras cultivadas sin pesticidas o herbicidas, como el algodón o el cáñamo. Existen artículos creados a partir de la celulosa de los árboles, “bolsos hechos con los restos de las hojas de piña, faldas que provienen de las cáscaras de naranja y zapatillas realizadas con setas”, explica Gómez. E incluso ropa de baño sostenible confeccionada con ECONYL, un tejido fabricado a partir de basura plástica recogida del mar.

Hubo un tiempo en que un simple chal de cachemir podía costar lo mismo que un coche de caballos, hoy cualquier cadena de moda pronta vende jerséis por menos de 80 euros. Una rebaja en el precio que propició el aumento vertiginoso de la demanda y cambios estructurales en la industria. Según los datos mundiales de comercio que maneja la ONU, en 2016 se exportó el equivalente a 1.400 millones de dólares de cachemir, un 16,6% más que cinco años antes. Ese mismo año Mongolia, segundo exportador por detrás de China, batía su propio récord: el beneficio por sus exportaciones había crecido un 196% desde 2009. Las consecuencias directas en la región se miden en cabezas de ganado: tras liberalizar el mercado el país pasó de los 20 millones de cabras de cachemira a los 61,5. Estas son más lucrativas que las ovejas, pero también mucho más destructivas: se comen las flores y las raíces favoreciendo la erosión del suelo. Advertía de ello la Universidad de Oregón en un estudio de 2013: “La estepa de Mongolia es uno de los ecosistemas de pastizales más grandes del mundo, pero se está reportando una disminución. 

El propietario de la cadena de moda de la calle Zara anunció que todas sus colecciones estarán hechas de telas 100% sostenibles antes de 2025. Hoy en día, Inditex es un buen ejemplo de esto. “Necesitamos ser una fuerza de cambio, no solo en la empresa sino en todo el sector”, asegura Pablo Isla, director ejeutivo de InditexH&M también anunció cambios para una gestión más ecológica de la moda.

El Instituto Tecnológico de Massachusetts trabaja para encontrar formas viables de reciclaje de fibra y se comprometió a deshacerse de los elementos no utilizados de manera responsable. Además, prometió que sus fábricas ya no descargarán productos químicos peligrosos en ninguna etapa de la cadena de suministro para 2020.

La moda busca telas orgánicas alternativas como bambú, eucalipto, haya, lana reciclada o algodón orgánico. Ropa vegana, vaqueros envejecidos con laser o con hielo, residuos industriales, la seda de bureta, la fibra de leche o la lana orgánica son parte las colecciones del futuro. En el Pacto de la Moda los objetivos concretos consisten en no arrojar productos químicos a ríos y océanos, utilizar energías renovables, eliminar el uso del plástico, reducir las micro-fibras de materiales sintéticos y concienciar al público hacia un consumo sostenible.

Las firmas se proponen eliminar el uso de bolsas de plástico, y el uso de plásticos etiquetas, los objetivos del Pacto de la Moda se basan en la iniciativa de Science-Based Targets (SBT), que se centra en la acción en tres áreas esenciales para salvaguardar el planeta. “Detener el calentamiento global: al crear y desplegar un plan de acción para lograr el objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, a fin de mantener el calentamiento global por debajo de una vía de 1.5 ° C entre ahora y 2100. Restaurar la biodiversidad mediante el logro de resultados que utilizan procesos basados en la ciencia para recuperar los ecosistemas naturales y proteger las especies.

Cuidar los océanos del mundo reduciendo el impacto negativo de la industria de la moda a través de iniciativas prácticas, como eliminar gradualmente el uso de plásticos de un solo uso. Prada, la marca de lujo italiana,, anunció que dejará de usar pieles de animales en sus colecciones y se une a otras firmas que han tomado la medida de dejar de producir prendas con piel.

Gracias al Fashion Pact, por primera vez los principales actores de la moda están uniendo fuerzas para resolver los mayores desafíos del medio ambiente de nuestro siglo”, anunció Feruccio Ferragamo de la firma Ermenegildo Zegna, una de las pioneras en la moda sustentable y la defensa de la naturaleza. Sin duda la moda se puso muy seria, por un mundo mejor y habitable.

 

Si sólo hubiera dos sillas para sentar a los mejores fotógrafos del s. XX, sin duda una de ellas sería  para Irving Penn. El gran genio de la imagen que revolucionó la fotografía, lo mismo retrataba una colilla que un cuadro, unos labios rotos de color que a los grandes intelectuales de la época como Truman  Capote, Marcel  Duchamp  o Picasso. Con la misma fuerza y el mismo talento trataba la mirada de un sabio que un objeto sin vida. Sus imágenes cambiaron la historia de Vogue y otras revistas de moda. Siempre rozó el límite de la fotografía con ironía y exceso, ya fueran modelos de muchos kilos o labios con herramientas.

Se celebran los cien años del nacimiento del artista con una exposición antológica en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York que reivindica su figura bajo el título de Centennial. Decía Ivan Shaw, director de fotografía para Vogue, que Penn todo lo hacía bien: el retrato, la moda, los objetos. Pocos fotógrafos son capaces de moverse con tanta facilidad en las alturas. Su blanco y negro no te dejaba indiferente, pero sus imágenes de lifestyle estaban llenas de vida. Sus trabajos publicitarios para firmas como L’Oréal y su tratamiento de la imagen  rompió para siempre la barrera entre lo comercial y la artesanía. Como él decía, retratar un pastel también puede ser arte.

Hijo de emigrantes rusos, la pintura siempre fue su sueño, pero con sus instantáneas creó obras tan inmortales como las que aparecen en los lienzos. Por eso, ahora el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York le rinde un merecido tributo y celebra el centenario del nacimiento del artista. Sus trabajos meticulosos hacían pensar a los críticos que se pasó media vida detrás de la cámara y la otra mitad en el laboratorio o pensando en composiciones.

Cualquier fotógrafo de estudio hoy tiene en Irving Penn la mayor referencia, pues hasta la colilla de un cigarro tras un disparo se convertía en una obra única. Sus primeras imágenes en revistas de moda fueron retratos impecables de alta costura, con una elegancia sorprendente y una luz que cambió la mirada de las publicaciones de estilo. Su capacidad para pasar de los ojos de un pintor a una naturaleza muerta es admirable. La exposición Irving Penn: Centennial repasa como nunca antes todas las disciplinas que dominó el artista, con 70 años de carrera en imágenes de gran impacto en soportes y técnicas como la fotografía, el grabado o la pintura.

La muestra recorre sus diferentes caminos: carteles para la calle, incluyendo ejemplos de trabajos tempranos en Nueva York, el sur de Estados Unidos y México; moda y estilo para varios títulos internaciaonales y con muchas fotografías clásicas de Lisa Fonssagrives-Penn, la ex bailarina que se convirtió en la primera supermodelo, así como en esposa del artista; retratos de indígenas en Cuzco, Perú; pequeños cuadros de trabajadores urbanos; rostros de personajes de la cultura muy queridos, que van desde Truman Capote, Joe Louis, Picasso y Colette a Alvin Ailey, Ingmar Bergman y Joan Didion; retratos de los ciudadanos de Dahomey (Benin), Nueva Guinea y Marruecos vestidos de manera fabulosa; los últimos muertos de Morandi; desnudos voluptuosos; y gloriosos estudios de color sobre las flores.

La belleza en su concepción original. Además, se aprecia cómo el artista va transmitiendo las tendencias culturales de la época, y también su capacidad para hacer retratos comerciales. Su cuerpo de trabajo también muestra el auge de la fotografía en los años 70 y 80, época en que las revistas de moda tienen su esplendor. Pero el mundo sofisticado en el que vive Irving contrasta con sus fondos sencillos. Un rincón, una esquina le servían como gran escenario. De hecho, su lienzo preferido estaba hecho de una vieja cortina de teatro encontrada en París, que había sido pintada suavemente con unas nubes grises y difusas. Este telón de fondo siguió a Penn de estudio en estudio.

Otros puntos destacados de esta magna exposición incluyen imágenes recién desenterradas del fotógrafo desde su tienda de campaña en Marruecos, algo inédito que descubre al artista lejos del glamur, como por ejemplo lo que realizó en México o en Cuzco, con retratos sobrecogedores.

Así, las formas, los rostros, las sombras, las miradas y la rebeldía hacen inmortal la obra de Irving Penn. Impactos provocativos, como desnudos voluptuosos o detalles sutiles, cuando en su foto de moda retrata a la modelo descalza, cansada ya de tanta sesión fotográfica. Elegancia y rotundidad, provocación y belleza, dos registros que sólo un genio como él puede llevar a la máxima expresión.

Autor


TE RECOMENDAMOS