Cuando cayó la bandera a cuadros en Abu Dhabi, Max Verstappen celebraba una nueva victoria. Pero el brillo del oro no estaba esta vez en Red Bull, sino en el color papaya de McLaren: Lando Norris es el nuevo campeón del mundo.

Con 26 años, el británico devuelve a su equipo al trono que no pisaba desde 2008, cuando Lewis Hamilton marcó la última gran era de Woking. Hoy, ese legado se reescribe gracias a la visión de Andrea Stella y a un piloto que nunca dejó de creer.
La temporada 2025 será recordada como el año en que Norris encontró la madurez definitiva. Tras su primera victoria en Miami hace apenas un año y medio, encendió una racha imparable que terminó por desafiar la hegemonía de Verstappen y el prometedor ascenso de su compañero Oscar Piastri. El australiano pareció campeón predestinado a mitad de campaña, pero una caída repentina y la precisión quirúrgica de Lando en los momentos clave cambiaron el destino del título.

Verstappen ganó ocho carreras, Norris siete. Sí, el neerlandés sigue siendo considerado el mejor del momento —y quizá de la historia—, pero el británico fue más regular, más eficaz y más resiliente. Su adelantamiento de película sobre Tsunoda, saltando prácticamente por la hierba, pasará a la historia como el gesto de un campeón. La diferencia final: dos puntos. Suficientes para escribir un nuevo capítulo en la F1 contemporánea.

McLaren, por su parte, también jugó sus cartas. Piastri terminó tercero en Yas Marina, tras una estrategia calculada que blindó el título de su compañero. No fue un sacrificio en vano: el equipo vuelve a ser protagonista absoluto del Gran Circo, tras años de lucha, transición y turbulencias estructurales.

Hoy, la gloria pertenece a Norris. Ya no es solo el chico simpático de los memes y las bromas en Twitch: es campeón del mundo. Un campeón que, por talento y actitud, parece apenas estar comenzando su reinado.

