Los 10 gentleman que aman los gatos

Muchos hombres célebres y considerados “gentleman” han tenido una profunda relación con los gatos, ya sea por su sensibilidad, estilo de vida o personalidad introspectiva. Aquí tienes una lista de famosos y “gentlemen” que tuvieron (o tienen) gatos. Los felinos no buscan complacer a nadie. Son selectivos, elegantes, algo snobs. Quizá por eso tantos hombres con estilo los han elegido como compañeros. Hemingway los convirtió en leyenda; Freddie Mercury en familia. Lagerfeld vivía con una gata más famosa que muchas celebridades. Churchill discutía estrategias de guerra con el suyo. Murakami, Bowie, Brando, Bukowski… todos cayeron ante su encanto sutil.

En el imaginario clásico, el “hombre de perro” es fuerte, activo, dominante. El del gato… es otra historia. Es el que piensa antes de actuar. El que observa. El que prefiere el silencio al bullicio, el whisky al trago dulce. El que entiende que el cariño no se exige, se gana. Y eso, si lo pensamos bien, es más gentleman que cualquier otra cosa. Tal vez por eso, tantos hombres ilustres, influyentes, poderosos —y sí, con estilo— han caído bajo el hechizo de un felino. Porque los gatos, al igual que ellos, no necesitan complacer a todos. Aquí una lista de caballeros ilustres que no solo amaron a sus gatos, sino que hicieron de ellos parte esencial de su historia personal.


Ernest Hemingway: el patriarca de los polidáctilos

En su casa de Key West, Florida, todavía viven los descendientes de los gatos de Hemingway. Son felinos con seis dedos, regalo de un capitán de barco, que el escritor cuidó como a sus manuscritos. Los llamaba con nombres de celebridades: Ava Gardner, Pablo Picasso, Marilyn Monroe. Pero más allá de la excentricidad, hay algo profundamente simbólico: el hombre que escribió sobre guerras, toros y muerte también encontraba consuelo en la silenciosa compañía de un gato en el regazo. Gato icónico: Snow White.


Freddie Mercury: el glam rock y los gatos no se excluyen

Freddie Mercury tuvo más de diez gatos a lo largo de su vida. Les dedicaba cartas, hablaba por teléfono con ellos cuando estaba de gira y, según cuentan sus allegados, consideraba que eran su verdadera familia. Delilah, una de sus gatas más queridas, inspiró una canción del disco Innuendo —una balada suave y melancólica, casi un susurro privado. En su testamento dejó instrucciones específicas para que todos sus gatos fueran cuidados con el mismo amor con el que él los crió. ¿Glamour felino? Totalmente.


Karl Lagerfeld: el gato más fashion del mundo

Choupette no era una gata común. Era la musa, compañera y heredera (sí, heredera) del káiser de la moda. Lagerfeld la trataba como a una celebridad: tenía dos asistentes personales, su propio iPad, y hasta protagonizó campañas de Chanel. Cuando se le preguntó si se casaría alguna vez, respondió: “Si fuera legal, me casaría con Choupette.”
No lo dijo en broma.


Winston Churchill: el gato en tiempos de guerra

Durante la Segunda Guerra Mundial, Churchill tenía un gato llamado Nelson, al que supuestamente consultaba mientras tomaba decisiones cruciales. También tuvo a Jock, un gato pelirrojo que siempre debía estar presente en sus comidas. Tanto lo quería, que en su testamento pidió que siempre viviera un gato con ese nombre en su casa de Chartwell. Hasta el día de hoy, la tradición continúa. Un estadista con alma felina. ¿Quién lo hubiera imaginado?


Haruki Murakami: gatos, jazz y soledad elegante

Si has leído a Murakami, sabes que sus personajes casi siempre se cruzan con un gato. A veces son misteriosos. A veces desaparecen. Otras, simplemente observan. Él mismo ha dicho que los gatos representan ese rincón silencioso del mundo donde no hay explicaciones, solo atmósferas. Perfecto para un escritor que construye universos con más preguntas que respuestas.


Charles Bukowski: el más duro también maullaba

Rudo, alcohólico, callejero. Pero también sensible. Bukowski no ocultaba su amor por los gatos. Los observaba con devoción, y escribió sobre ellos como quien escribe sobre una verdad incómoda.
En uno de sus poemas más famosos, “My Cats”, dice:

“Ver a un gato sentado con una mirada sabia puede salvarme de mí mismo.”

No se trata de ternura, sino de respeto. Y Bukowski respetaba a los gatos más que a la mayoría de los humanos.


Marlon Brando

Aunque más famoso por su masculinidad ruda, era un amante secreto de los gatos. Hay fotos suyas acariciando gatos en su hogar.

David Bowie, T.S. Eliot, Jean Cocteau y otros caballeros del misterio

Bowie tenía gatos en cada etapa de su vida, siempre en las sombras de sus múltiples personalidades. T.S. Eliot escribió Old Possum’s Book of Practical Cats, una colección de poemas que daría pie al musical Cats. Y Jean Cocteau los retrató como dioses antiguos, dibujados con líneas finas y miradas inquietantes.

Jean Cocteau.

Artistas que entendieron que el misterio —como la elegancia— nunca debe explicarse demasiado.

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