La relación entre estas dos disciplinas no es nada forzada, sus caminos se cruzan. La estructura, la forma y la búsqueda de la belleza están en sus cuadernos de trabajo. La arquitectura y la moda tratan de llenar una necesidad básica, como lo son la ropa y el refugio, pero lo hacen por medio de la fantasía, convirtiendo así las necesidades en arte y cultura. Aunque parezca una tendencia reciente, las dos disciplinas llevan unidas durante siglos, reflejando así la estética de los tiempos, y ahora quieren acercarse mucho más. Los grandes arquitectos e interioristas envuelven como en un joyero las poderosas tiendas de Bvlgari, Celine, Chanel, Louis Vuitton, Prada…
Los edificios de Aoki Jun para Louis Vuitton o los trabajos de Zaha Hadid para Chanel son muestra de una tendencia contundente y de un hermanamiento cada vez más estrecho entre el diseño de interiores y el glamur. Un buen ejemplo de la fusión entre la arquitectura y una firma de moda es el de Koolhaas y Prada en Broadway, Nueva York, donde la tienda se viste con el aspecto de una galería de arte, con suelos curvilíneos donde los bolsos y las prendas se elevan a la categoría de obra de arte. En las paredes interiores del espacio encontramos el Prada Wallpaper, que proyecta el estampado de la temporada.
Por otra parte, las escaleras de madera y el elevador transparente dan un aspecto contemporáneo, pero cálido, al lugar. Es una obra maestra de la arquitectura. Por otro lado, Roberto Baciocchi ha creado el interior de muchas tiendas de la misma firma, y lo podemos apreciar en la boutique de Prada del Palacio de Hierro en Polanco. Juegos de luces claras y un suelo acogedor ponen al producto en primer plano.

Tom Ford tiene también muy en claro la importancia de la decoración, la puesta en escena de una tienda de lujo donde la arquitectura interior aporta todos sus conocimientos. Uno de los diseñadores pioneros en unir contundentemente moda y arquitectura fue Giorgio Armani cuando se alió con Tadao Andō, el arquitecto japonés que hizo su teatro de desfiles. Es el mismo creador que hizo casa Wabi en Oaxaca y el rancho del mencionado Ford.
Otra prueba de cómo la arquitectura puede romper todos los moldes de una marca centenaria sin perder su esencia es la tienda de Hermès en la Rive Gauche. Inspirado en los huesos de las ballenas, los barcos embotellados y el ladrillo de gresite de las albercas, el estudio RDAI (Rena Dumas Architectura Intérieure) empleó detalles de art déco, dándole un aire vintage con glamour, y también añadió piezas muy contemporáneas. La tienda es un espectáculo que no deja de evocar las antiguas albercas públicas que estaban en el lugar el siglo pasado. Maderas, líneas limpias de diseño y luz natural en un espacio de grandes dimensiones: todo un espectáculo. Sin duda se trata de una de las tiendas más bonitas del mundo.

Así, la arquitecta colombiana Izaskun Chinchilla declara que con su arquitectura ella intenta trasmitir la misma sensación de tejidos como el terciopelo y la angora. Por su parte, Belén Moneo señala: “En la arquitectura como en un armario debe haber de todo. No podemos tener un closet repleto de piezas de Comme des Garçons, ni una ciudad llena de obras de Frank Gehry”, declaró en S Moda.
Otro ejemplo gigantesco de esta alianza entre edificios y boutiques es Uniqlo, una tienda de fast fashion orientada a lo accesible en cuanto a espacio y a prendas. El arquitecto de su boutique de Manhattan es Masamichi Katayama, quien ha señalado que su lugar en la Quinta Avenida, más que una ventana a la calle, es una ventana al mundo. Cien probadores y 50 cajas, en un espacio gigante, brillante, con escaleras iluminadas y espacios bien distribuidos.

Pero si existe un arquitecto estrella a la hora de unir grandes marcas con gran diseño ese hombre es Peter Marino. Para hacer una buena boutique hace falta un talento especial, y él lo tiene. En su currículo figuran firmas como Hublot, Ermengildo Zegna, Louis Vuitton, Chanel, Dior, Celine o Bvlgari con tiendas por todo el mundo. Su contribución al diseño ha ayudado a redefinir el lujo, revalorizando texturas, materiales, y uniendo el interior y el exterior de la tienda de forma magistral. En cada tienda crea un universo, donde inclusive el tacto es importante, y visualiza la elegancia. Con su aspecto de motociclista o de estrella de rock, amante de las prendas de cuero, se ha ganado un lugar a la derecha de Karl Lagerfeld, Bernard Arnault o Gildo Zegna, y en su estudio trabajan 150 personas.
Para dar vueltas por el mundo, Zaha Hadid diseñó un pabellón itinerante para la firma francesa Chanel, un volumen y un espacio original y atractivo que albergaba todas las pasiones de la marca. En Europa, Tom Dixon, uno de los grandes del diseño, creó la tienda Joseph, en un ambiente pop de colores que recuerda un escenario musical. Otro espectáculo de moda y diseño es la tienda de Emporio Armani en Fifth Avenue, Nueva York, obra de Massimiliano y Doriana Fuksas, con escaleras sinuosas, curvas, luces, techos negros y escalones hasta el cielo. Este estudio ya trabajó también para Armani en Hong Kong y Tokio.

En este aspecto, en México hay una arquitectura que deslumbra al mundo. Por su parte, Michel Rojkind creó la admirada tienda departamental de Liverpool en Huixquilucan, y Sordo Madaleno creó la base de los mejores espacios de tiendas como Antara o El Palacio de Hierro. Recientemente, y con premio incluido, la tienda de Massimo Dutti en Masaryk. Y por último nuestra galardonada y querida Tatiana Bilbao, que ha sido designada para crear las tiendas de Stella McCartney, la diseñadora inglesa hija del mítico Paul, recomendada por el artista Anish Kapoor. McCartney prepara su tienda en Old Bond Street, y comparten una filosofía: no utilizar nada que provenga de animales o que pueda dañar el medio ambiente y provocar algún impacto ecológico.

Renzo Piano es otro de los elegidos para la gloria. Él diseñó la maison Hermès en Japón, un edificio de trece plantas que es como una linterna en la ciudad, con trece mil bloques de vidrio, culminada con un jardín colgante, quizá inspirado en el jardín de la terraza de su edificio en Rue Saint-Honoré. Otros grandes arquitectos que han aterrizado en Tokio para hablar de moda son Herzog & De Meuron en las boutiques de Prada y de Miu Miu.
Piano acaba de hacer el centro de Arte Botín en Santander, y sus vínculos con la moda son tan estrechos que llegó a diseñar un bolso para Max Mara, como homenaje a su nuevo proyecto al interior del Whitney Museum de Nueva York. El arquitecto sentencia: “Sigo convencido de que la belleza puede salvar el mundo”.