En México, los muertos nunca se van del todo. Habitan en la memoria, en los altares, en los sabores que nos devuelven un instante del pasado. Octubre se tiñe de cempasúchil y de voces que regresan con el viento. En cada mesa encendida hay una conversación entre mundos; en cada trago y en cada bocado, una manera de decir: seguimos juntos.
Y qué mejor forma de honrar a los nuestros que gozando en vida. Brindando por los que ya no están, cocinando por ellos y celebrando lo que permanece: el encuentro, la memoria y el fuego de la cocina.
Este año, Fernando Martínez Zavala, chef de Migrante, dedica su menú de Día de Muertos a reconectar con su origen y con los sabores que marcaron su historia. Nacido en Uruapan, Michoacán, el cocinero ha hecho de la migración y el mestizaje su sello, explorando distintas culturas sin perder de vista la raíz mexicana.
“Quise regresar a lo esencial: a los ingredientes, a los recuerdos y a los sabores que te hacen sentir en casa, incluso cuando estás lejos de ella. Día de Muertos nos recuerda justamente eso: de dónde venimos y a quiénes seguimos llevando con nosotros”, comparte Martínez Zavala.
Desde Michoacán —una de las regiones donde esta fiesta tiene una fuerza espiritual única— el chef enaltece esa visión íntima de la muerte como una celebración de lo que se ama. Esa memoria atraviesa su cocina y se traduce en un menú que combina técnica, identidad y emoción; una ofrenda contemporánea en la que cada plato evoca un recuerdo.
Una cena para recordar a los nuestros
El recorrido de este menú de seis tiempos inicia con un Taco de charal, seguido de Trucha salmonada con maracuyá, manzano, coco, ikura y carambolo en preserva. Continúa con un Salpicón de venado con emulsión de hierbas y wasabi, y un Uchepo de Uruapan con nata, camarón de profundidad, crema de elote y vainilla. El plato fuerte presenta Pato en mole sin madre con ciruela jocote, para cerrar con un Cremoso de requesón, calabaza en dulce y dulces de temporada.
📅 30 de octubre
🕖 19:00 hrs
👤 $2,250 por persona
📞 OpenTable o WhatsApp 55 5941 5470
Migrante abre sus puertas a una noche única, en la que la cocina se vuelve ofrenda, el vino se transforma en palabra y la mesa en un altar para celebrar a los nuestros.
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