Rolex: Testimonios de grandeza

El reciente Grand Slam de Roland Garros ya forma parte de la historia, no solo para los entusiastas del deporte blanco, sino para los jugadores y Rolex. Y es que, durante el torneo que se celebró en París, la pista central Philippe Chatrier, fue testigo del extenuante desempeño de los jugadores, entre ellos la tenista Iga Świątek, quien se enfrentó a la italiana Jasmine Paolini para conseguir su triunfo en la final de individuales y ganar, por tercera vez consecutiva, el torneo francés, su cuarto título general y quinto de Grand Slam.

El reloj monumental Rolex ya marcaba la hora con ocho minutos, cuando la tenista polaca salvó un punto final para levantar a los asistentes de sus asientos y celebrar el triunfo, mismo que durante la ceremonia de premiación también festejó la siete veces campeona del torneo Chris Evert, igualmente testimonial de Rolex. Fue ella quien le entregó el trofeo “Suzanne-Lenglen” a Iga, marcando así 50 años desde que la tenista americana recibiera el suyo y refiriéndose a ella como la “reina de la arcilla”. Cabe mencionar que este reciente logro de la tenista polaca, la convierte en la primera jugadora de la historia en ganar cuatro títulos de Grand Slam con menos de 25 años.

Otro momento de gran calado fue el que logró el español Carlos Alcaraz, también testimonial de Rolex, al vencer al alemán Alexander Zverev, después de un “cardíaco” partido que, según el cronometrador oficial, se extendió durante cuatro horas y 19 minutos, donde el vencedor fue el español.

Logrando así ser el primer jugador masculino en ganar tres títulos de Grand Slam en tres diferentes superficies. Al igual que con Iga, en la cancha ya lo esperaba otro icono del deporte blanco, hablamos de Björn Borg, también testimonial de Rolex, encargado de entregarle el trofeo de “Los Mosqueteros”, que al igual que Evert, ganó hace 50 años su primer Grand Slam.

No hay duda de que los logros de Evert y Borg hace 50 años sirvieron de inspiración para que las nuevas generaciones de tenistas como Świątek y Alcaraz mantuvieran el espíritu de competitividad en alto, acompañados del cobijo de la precisión superlativa de Rolex.

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