TEXTO: GIOIA CAROZZI
¿Qué es realmente capaz de sorprender hoy en día? Tal vez, la belleza de algo bien hecho. Ya sea un pensamiento, un vestido, un libro, una frase… o incluso un objeto, como un zapato. Siempre que tenga alma, que cuente una historia, que se convierta en símbolo y guardián de esa belleza capaz, precisamente, de seguir generando asombro.

Esa alquimia —la unión entre maestría y emoción— es la que ha llevado a Santoni, la marca de calzado artesanal fundada en 1975 en Corridonia, en el corazón del distrito manufacturero de la región italiana de Las Marcas, a celebrar su 50 aniversario. Un hito que Giuseppe Santoni, presidente ejecutivo de la casa, ha concebido como un viaje por etapas, y que comienza con la creación de Santoni Culture, An Emblem of Mastery, el nuevo logotipo de la firma.

Este emblema entrelaza cuatro elementos clave: un árbol, símbolo del legado de Santoni; una aguja y un hilo, que representan la destreza de sus artesanos; un pincel, que evoca el arte del velo —la aplicación manual de color que confiere sombras únicas a cada zapato—; y el icono de la doble hebilla, el modelo que consolidó a la marca como protagonista del mercado global del calzado de lujo.

Este último modelo, en su nueva versión llamada Eterna, confeccionado con un único corte de piel, se convierte en una de las obras maestras presentadas en Meraviglia –Makers of Beauty for 50 Years–, la exposición celebrada el pasado febrero en Milán, durante la Semana de la Moda.

Una serie de fotografías del reconocido Jack Davison rinde homenaje a la maestría de los artesanos de Santoni. “No son solo zapateros —afirma la maison—, sino maestros de la belleza, escultores de la forma, pintores del color y narradores de una excelencia tangible”. Porque, quizás, lo que más asombra hoy no es solo el resultado final, sino el mismo proceso de creación.
