Tudor y su legado naval a lo largo de los años

Tudor siempre tuvo un vínculo muy especial con el submarinismo. Desde 1954, la empresa presentó su primer reloj de buceo, el Oyster Prince Submariner. Sin duda, una pieza espectacular dotada con todos los elementos indispensables para los buceadores profesionales, que la convirtieron en su reloj preferido.

En 1956 comenzó el legado naval de Tudor. Fue este año cuando la Marina Francesa entregó a sus nadadores de combate los relojes instrumento de la firma. Para mediados de la década de 1970, la Marina francesa cumplía casi 20 años utilizando estos relojes de Tudor y optó por adoptar el color azul. Este distintivo estético, denominado “Azul Tudor”, se originó en 1969 con la presentación de una pieza con carátula y bisel azul, una alternativa a los clásicos discos negros de los relojes de buceo de la época.

Además de esta tonalidad, los relojes de la Marina francesa también se distinguieron por incluir la inscripción «M.N.» y los dos últimos dígitos del año de producción en el reverso de la caja. Estos modelos, apodados como Tudor MN, se convirtieron en un objeto codiciado entre entusiastas y coleccionistas. Lo más novedoso de Tudor fue el Black Bay Fifty-Eight «Navy Blue», cuyo nombre hace referencia al año de 1958, cuando se presentó el primer modelo hermético hasta los 200 metros de la firma. 

Un dato interesante es que la empresa Tudor también suministró relojes de buceo para la Marina de los Estados Unidos desde la segunda mitad de los años 50. 

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