Alex Thomson, volando en el océano

Todos sus logros a bordo del barco que ya es leyenda, el de Hugo Boss. Su vela ha surcado los mares de todo el mundo, se le ha visto frente al agitado mar Atlántico en las costas de Galicia; también en el Pacífico, en el Índico, frente a grandes vientos y en el Caribe, donde tuvimos la oportunidad de subir a bordo. Hugo Boss, firma líder en el universo de la moda, también apuesta por deportes premium, como el automovilismo y la vela.

El regatista Alex Thomson es parte de Hugo Boss desde 2003.

El yate de vela al que subimos es un prodigio de ciencia y diseño. Es uno de los monocascos más rápidos del mundo pues su ligereza le permite hasta navegar por encima del mar: literalmente vuela gracias a las “alas” que le ayudan a planear. Es una experiencia única donde el viento impulsa la nave que sobrevuela las olas. Tiene quillas de inclinación, desarrollos digitales para una mejor navegación, un pronóstico preciso de tormentas y meteorología. Mejoras en la comunicación y cascos, velas y cabina más seguros y versátiles. El yate de Carreras de Hugo Boss, que pronto se renovará por otro, está hecho a medida para el intrépido Thomson. Se trata del primer yate de vela negro que rechaza el calor. Artesanía, precisión e innovación son las claves de esta nave, nos comenta Alex: “Es sencillo de manejar, pero hay que estar atentos a la inclinación porque la nave se mueve de manera vertiginosa y espectacular —entre olas y agua que salpica se endereza la nave y se mueven las velas para captar el mejor viento—. Lo importante es controlar la potencia del barco y usarla bien”.

Nos comenta que terminó la carrera Vendé Globe en 74 días, 19 horas y 35 minutos. Una proeza. Ahora disfrutamos de la última travesía de este barco que fue botado en 2015 y será sustituido por otro prodigio de la navegación. Deja carreras a 20 nudos o 38 km/h. Navegar en solitario es un reto del hombre con la naturaleza. La soledad necesita de ayuda psicológica, aunque internet contribuye a estar conectado. Lo malo es el sueño: te puede costar la vida. Por eso se preparan para dormir 20 minutos, cada dos horas. “Cuando hago una travesía en solitario duermo de 20 a 40 minutos cada 2 o 4 horas. Me entreno cinco semanas antes de empezar [el viaje]. Se supone que el cuerpo descansa y se regenera cuando alcanza la fase REM, y esto tarda sobre una hora y media en sueño normal. Se debe entrenar el cuerpo para que lo alcance de inmediato.

Thomson compite en la categoría de alta velocidad IMOCA 60. El característico color negro del yate de vela se debe a pigmentos funcionales que repelen el calor.

Pero en el mar siempre puede surgir algún imprevisto. El barco tuvo problemas en las costas de Sudáfrica y en la ruta del ron, pero lo más dramático fue cuando la nave volcó frente a las agitadas aguas de Finisterre, en la costa gallega. Con el barco boca abajo, la orientación es muy difícil, pero la tripulación pudo salir y fue rescatada a la deriva por un helicóptero. Alex cuenta muy divertido su aparición en el aeropuerto de A Coruña “Vestido con ropa de náufrago superviviente, empapado. El helicóptero me dejó en el aeropuerto y entré por la puerta de llegadas. Verme fue un espectáculo, un náufrago en la puerta de llegadas; la gente no quería volar en el mismo avión que yo”.

Thomson nos da un recorrido por el yate de vela y apreciamos el mínimo espacio que es su camarote, todo a favor de una mayor ligereza del barco. La letrina, por ejemplo, es un cubo, y el despertador da toques para que el patrón no se duerma en altamar. Es muy austero, aunque no falta internet para hacer compañía. Las cuerdas y los nudos tienen un sistema perfecto para un fácil manejo de despliegue y recogida de velas. Cada una tiene un color y una función.

Le pregunto a Alex cómo es posible manejarse solo durante 80 días: “Primero es importante la preparación psicológica; después es clave pensar y organizarse cada minuto, cada función debe estar planeada para un trabajo en orden y correcto. Navegamos en la Copa América con barcos que son la Fórmula 1 del mar. La tecnología ha cambiado mucho, ya ni el timón es redondo si no un mango alargado, muy sensible que permite dirigir con precisión el rumbo, así que la eficacia se duplica en cada movimiento del patrón o de su equipo.

Los invitados al barco de Hugo Boss fueron citados en Playa del Carmen para cruzar en ferry a Cozumel y experimentar una aventura única sobre el velero. El estilo elegante y chic que propone la firma se vivió en la jornada, kilometro a kilómetro, milla a milla. Desde el hospedaje en el Chablé Maroma hasta el transporte por cuenta de Porsche, cada invitado pudo sentir de cerca la marca alemana Boss. Una joven y eficaz escuadra de marineros dispuestos a compartir aventuras con Alex.

El último día es una navegación especialmente nostálgica. Le preguntamos a Alex cómo se siente y señala: “Los dos mejores días de un patrón son el de la compra el barco y el de su venta”, sonríe el galés. Ya no puede vivir muy lejos del mar. Después del evento de Hugo Boss, una fiesta que unió deporte y moda, el regatista dejó el hotel de cinco estrellas de Cancún para volver a Cozumel a dormir cerca de su barco. Reconoce que es competitivo: “No doy una bola perdida ni en el tenis. Ahora me espera un barco para ganar, sólo para ganar”, aseguró.

Autor


TE RECOMENDAMOS