Más allá de su excelente cocina local, bares de tapas o grandes restaurantes –muchos de ellos consagrados con Estrella Michelin–, España destaca por su variedad de dulces, muchos de ellos conocidos en todo el mundo, y otros, capaces de sorprender incluso a los propios españoles.
No cabe duda de que la repostería es una de las especialidades de la gastronomía española, con una profunda tradición que ha ido viajando a lo largo de las distintas épocas, como refleja el uso de almendras en los postres, una tendencia que comenzó en la Gastronomía de al-Ándalus, las nuevas formas de dulcificación en la Edad Media con la caña de azúcar (hasta ese momento, este proceso corría exclusivamente a cargo de la miel) o la apertura de tiendas especializadas con obras refinadas de repostería en el siglo XIX.
Es precisamente en estas tiendas, conocidas popularmente como pastelerías, donde la repostería y los dulces han encontrado su cobijo en el país del dulce (España es uno de los pocos lugares en donde el dulce se toma desde por la mañana en el desayuno).
Realizamos un recorrido por el buen hacer de las pastelerías españolas y sus dulces caseros. Aquellas que siguen haciendo de las manos del ser humano el principal instrumento de precisión y alegran la vida a tanto por sus recetas como por su exquisita atención y servicio. El bocado más dulce para el fin de semana; y, realmente, para cualquier día, ya que como dice el dicho: “a nadie le amarga un dulce”.