Mongolia, un largo reto de 1,000 kms

Gobi, no es solo un desierto asiático, sino quizás el más conocido, en parte gracias a Marco Polo, quien describió sus características en Il Milione. Las únicas dudas parecen ser lingüísticas: ¿del Gobi o de Gobi? En realidad, “Gobi” es suficiente, ya que es una palabra que significa “lugar sin agua”. Aunque Gobi, no es sinónimo de Mongolia (gran parte del desierto está en territorio chino), representa la imagen de ese vasto país de más de un millón y medio de kilómetros cuadrados, considerado un enclave entre Rusia y China. En este paisaje, los camellos salvajes que describió el viajero veneciano coexisten con los renos, que resultan vitales en uno de los países menos poblados del mundo, con menos de dos habitantes por kilómetro cuadrado.

En las áreas más desoladas, pastores nómadas habitan entre la taiga y dunas de hasta 200 metros de altura, entrenando águilas y manteniendo vivas antiguas tradiciones. Mongolia es un país enigmático y lleno de encanto, que siempre ha atraído expediciones aventureras, incluso a motor, desde hace mucho tiempo, aunque la famosa incursión Pekín-París de 1907 pasó más al norte. En 2009, Land Rover organizó una etapa del G4 Challenge en Mongolia, lo que sirvió de inspiración para el proyecto todoterreno de Grenadier en esta nueva travesía.

Sir Jim Ratcliffe, empresario británico y dueño de la empresa química Ineos, considerado el hombre más rico del Reino Unido, es quien, durante una noche en el pub junto a unos amigos, concibió el exclusivo y robusto todoterreno Grenadier, nombrado así en honor al local donde se gestó la idea. Así nació Ineos Automotive. Amante de los desafíos (como lo demuestra su equipo Ineos Britannia para la Copa América) y las aventuras, Ratcliffe siempre ha tenido una fascinación por Land Rover, tanto que llegó a recuperar el primer modelo construido en 1948, con el chasis 86001. Sobre la restauración, que mantuvo un enfoque conservador para no darle una apariencia de vehículo nuevo, Sir Jim comentó: “Es un trabajo hecho por personas experimentadas y apasionadas”.

¿Cómo no ponerlo a prueba con una gran aventura? Acompañado por sus hijos George y Samuel, junto con algunos amigos, el grupo incluyó algunos autos clásicos, escoltados por tres Ineos Grenadiers y la camioneta Grenadier Quartermaster, listos para enfrentar el desierto. Estos todoterrenos, diseñados con el mismo espíritu indomable de sus predecesores, son vehículos sin compromisos. Entre el grupo también había otro Land Rover antiguo, un Porsche 911 Tuthill de rally, y tres Bentleys de 4.5 litros de 1929, envueltos para proteger su pintura original. Curiosamente, los envoltorios estaban pintados con los mismos colores que los Grenadier que los acompañaban, destacando cómo ciertos proyectos de gran escala pueden volverse icónicos y eternos. George Ratcliffe, director comercial de Ineos Automotive y parte de esta travesía, relata la historia de esta fascinante aventura.

¿Cuáles son las principales emociones y visiones que han quedado grabadas en su memoria?

George Ratcliffe: El paisaje es espectacular y la hospitalidad del pueblo nómada es increíble. Esta zona es conocida por su paleontología; si puedes imaginar un lugar donde solían caminar los dinosaurios, ese es el Gobi, que apenas ha cambiado desde entonces. Nunca he vivido una experiencia como esta y es difícil hacer comparaciones.

Conducir el primer Land Rover y el último Grenadier en el desierto, ¿qué impresiones le dejó?

Fue genial poder utilizar estos vehículos en el entorno para el que fueron diseñados. Cuatro Grenadier funcionaron como vehículos de apoyo, incluido un prototipo de la camioneta Quartermaster. No se dejaron intimidar por el desafiante terreno y ofrecieron refinamiento, comodidad y durabilidad, además de transportar todos los materiales, suministros y repuestos para los autos clásicos. El Grenadier mostró los grandes avances tecnológicos que hemos logrado en comparación con el primer Land Rover, pero todos los vehículos pudieron cruzar el desierto de Gobi. Con el Land Rover, teníamos que elegir cuidadosamente la ruta y estar atentos a cada bache y desnivel; si hubiéramos golpeado uno con el ángulo o la velocidad incorrecta, el 001 original ya no estaría aquí. En cambio, con el Grenadier, pudimos hacer la misma ruta con los ojos cerrados, cómodamente y con aire acondicionado.

También había otros coches antiguos en la expedición: ¿cómo se comportaron durante la aventura?
Además del Land Rover de producción más antiguo del mundo, el JUE 477, teníamos otro Serie I, un Porsche y tres Bentleys. Estos demostraron ser muy fiables, salvo por una barra de dirección dobla- da, que se reparó utilizando el Grenadier como banco de trabajo. Cruzamos el sur de Mongolia siguiendo una ruta que atravesaba un desierto arenoso con pocos senderos; el ritmo era lento, unos 20 km/h de media, para preservar las suspensiones. Conduje uno desde el punto más occidental de Mongolia hasta Pekín. En el sur de Gobi, los tres Bentleys se quedaron atascados en la arena, el barro y las dunas pero, al ser tratados como centenarios, no perdieron el ritmo. Al Porsche no le gusta la lentitud: a menudo lo escuchábamos rugir a lo lejos y lo encontrábamos en la cima de una duna de arena, con el con- ductor esperando con un café en la mano. Todos llegaron al final de la expedición a Pekín. Aprender a conducir un Bentley vintage en ese contexto fue un desafío emocionante, rodeado de paisajes únicos.

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