Álvaro Cebrián, lecciones de estilo y alegría

Un proyecto que podría parecer disparatado nació hace dos décadas de la mano de los hermanos Cebrián, que buscaban algo tan sencillo como una moda para ellos, algo que no encontraban en los escaparates. Una atrevida versión de los sneaker, solapas descaradas, pantalones cómodos con estilo, camisas masculinas con sello personal y diseños disruptivos que dieron frescura al armario masculino. Hablamos con Álvaro Cebrián, una parte de esta saga donde con mucha pasión toda la familia forma parte. El éxito fue tan grande que el Grupo LVMH, se fijó en ellos. Les compró la idea y el negocio para abrir más de 200 tiendas, con éxitos rotundos en Londres y París, territorios donde es difícil sorprender. Pero en el mundo del retail también hay romanticismo, y decidieron recuperar la marca y llamaron a la puerta de Louis Vuitton para que les devolviera su tesoro. Hoy vuelve a ser de la familia Cebrián y llegan a México para celebrar veinte años de aventura.

Tuve el placer de conocer a los herm nos Cebrián, Álvaro y Germán, en sus inicios, cuando en España empezaba a nacer una nueva manera de entender la moda masculina, lejos de los viejos sastres o de un aburrido prêt à porter. Ellos llegaron para dar color y fantasía y el éxito fue espectacular, desde la calle Jorge Juan hasta el mundo. Álvaro hace balance: “La reflexión es que después de veinte años han pasado muchas cosas. El balance es positivo, seguimos aprendiendo de los aciertos y de los errores, lo importante en la moda es perdurar, lo difícil es seguir y con la misma ilusión y frescura que hace veinte años”. Destaca.

“Ahora te parece que aquello era una osadía, que locos éramos, pero cuando no tienes ninguna tienda y la abres es muy estimulante, te la juegas sin tanto riesgo, fuimos osados era creer en un estilo que no estaba y creíamos en nosotros mismos, ya con más tiendas más personas más empleados es mayor la responsabilidad, asumes riesgos, pero sin perder la frescura, el inicio fue una época muy bonita, las primeras ventas, los primeros sábados las primeras colecciones, eso es irrepetible, lo que más se disfruta es el nacimiento de la empresa. Es algo genuino”. Recuerda con nostalgia, y define las claves de identidad de esos principios: “El ADN eran los zapatos deportivos que fueron unas sneakers raros del antiguo ejército de Eslovaquia, mi hermano Clemente tuvo una gran visión, la vio en Europa del Este, también teníamos un pantalón de pana y un saco entallado, un estilo clásico informal, más casual, tipo college, preppy, pero más relajado entonces no había nada de esto, todo era más rígido”. Y subraya, “yo no he cambiado de estilo me mantengo fiel a ese espíritu.”


La empresa ha crecido, “nos hemos renovado. Mejorado los tejidos, los colores, ahora no son colores tan llamativos, ahora empleamos algodones de gran calidad, tintes, tejidos que respetan la sostenibilidad, texturas que antes no hacíamos como tejidos anti-manchas Sepiia, toda una revolución, pero fiel al espíritu. El Ganso ya es un símbolo que transmite elegancia y simpatía”. Recuerda los orígenes, “empezamos en Madrid, y cuando comenzó el éxito llegó el fondo de Louis Vuitton, nos tomó por sorpresa, se abrieron muchas tiendas, cerca de 200, ahora tenemos 160, y fue todo muy rápido, no estábamos preparados para tanto crecimiento como para fabricar en todo el mundo, desde América a Asia o Turquía”. Y agrega, “nos tomó fuera de juego, sin posibilidad de innovar en productos, había que sacar la producción y finalmente decidieron retomar la empresa y volver a crecer pausadamente desde los cimientos”, fue todo muy rápido. París y Londres”, fue un éxito y nos creímos invencibles, Carnaby Street fue la tienda número uno, y ahora queremos volver a Londres dice con nostalgia. “Ahora estamos en España, México, Francia, Portugal. Abriendo mercados, Chile, Ecuador, Panamá y Perú y Kuwait. Nuestro segundo mercado es Francia, después México”, comenta sobre la vertiginosa evolución de El Ganso.

Y en este crecimiento señala: “ La calidad es otra clave, preferimos ser más pequeños o no crecer tanto, pero ser honestos con lo que vendemos y ofrecer un buen producto, si al- guien paga por una prenda que la calidad sea la mejor. La llevamos muy mal cuando algo sale mal, queremos estar a la altura”. Además de Álvaro y Clemente, el tercer hermano Alberto se ocupa de la parte de logística financiera, los números, las compras, la distribución. “ Lo bueno de trabajar con hermanos es que puedes decir lo que quieras, que al minuto se ha olvidado”, confiesa.

En su visita a nuestro país, destaca que “México es uno de los países más importantes del mundo y hay que cubrir una fuer- te demanda, hay mucha competencia, es un reto que te invita a ser muy riguroso y con un buen producto. Es un país exigente pero agradecido”. Para finalizar nuestra plática hablamos de las prendas esenciales para Álvaro, por ejemplo la camisa Oxford o camisas con tinte en prenda que tengan un color más desgastado, pantalón chino y por supuesto “unos sneakers de El Ganso, un saco y un abrigo en color azul marino”, concluye con una sonrisa.

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